domingo, 21 de febrero de 2010

Piden perdón Legionarios de Cristo por abusos de Marcial Maciel
Ante más de 10 mil asistentes al Encuentro Juventud y Familia del Regnum Christi en esta ciudad, el padre Evaristo Sada reconoció que “hemos cometido errores” y “debemos identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir con determinación lo que haya que corregir para que no vuelva a suceder”.

 
         El fundador de los Legionarios de Cristo falleció en 2008.  

En México, Evaristo Sada el secretario general de los Legionarios de Cristo reiteró el perdón de la congregación a las víctimas de abuso sexual de su fundador Marcial Maciel y puntualizó “nos pesa sinceramente lo que la iglesia y estas personas han sufrido”.

Ante más de 10 mil asistentes al Encuentro Juventud y Familia del Regnum Christi en esta ciudad, el padre Evaristo Sada reconoció que “hemos cometido errores” y “debemos identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir con determinación lo que haya que corregir para que no vuelva a suceder”.

Mientras está por concluir la Visita Apostólica a los Legionarios de Cristo, destacó que la lección de humildad también ha sido, en su caso, para aceptar la realidad de la vida del fundador de su congregación, Marcial Maciel.

“Para aceptar que, cuando viví con nuestro fundador, no vi las cosas negativas que ahora conocemos; no las vi, sólo fui capaz de ver lo bueno y no me di cuenta de lo malo. Dios así lo permitió. Ahora que las conozco, me duele mucho constatarlo, me duele por las personas que han sufrido, me duele que se haya provocado desprestigio al sacerdocio católico. Oro por él, oro mucho por él. Lo acepto también como parte de mi historia aunque me haga sufrir el ser blanco de sospechas y desconfianza. Pero se lo ofrezco a Dios como reparación. Reparar es parte importante en la vida del sacerdote. Cuando el sacerdote ve pecados debe ser un estímulo para amar más y entregarse a Dios con más generosidad. Lo ofrezco por aquellas personas que han sufrido más y que se han sentido incomprendidas por poco o mucho tiempo. Lo ofrezco por la Iglesia que se ha visto dañada. Humildad para reconocer el dolor tan grande que siento cuando me doy cuenta de que el instrumento del que Dios se valió para darme tantas cosas buenas, hizo también daño a otras personas”,

En su exposición ¿Cómo caminar sobre agua sin hundirse? también desarrolló al comienzo de su testimonio un paralelismo entre el momento actual de la Legión y la escena del cuadro “La tempestad”, de Rembrandt: “La tormenta en que nos hemos visto envueltos no se la hubiera imaginado nadie. Es tremenda”, dijo, “comprendo que haya decepción, tristeza y desconcierto. No es para menos”, reconoció. Aún así, “lo más importante es que Jesús está en la barca, trata de mantenernos a todos a bordo, unidos y en confianza. Quiere llevarnos a la otra orilla, donde está Dios Padre esperándonos con los brazos abiertos”, dijo.

Reconoció haber aprendido “a comprender mejor la debilidad humana” y “a no juzgar a las personas”, como una lección de misericordia de Dios: “El vino nuevo que necesitamos es el del perdón, de la reconciliación, de la humildad, de la misericordia, una vida de amor y reparación. Entender verdaderamente el poder de la misericordia puede cambiar nuestra vida para siempre”.

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