CARLOS TOLEDO MANZUR
El jaguar en Guerrero
El jaguar representa un elemento de gran importancia histórica, simbólica, ecológica y cultural para Guerrero. Era considerado una representación de poder y fuerza por las culturas ancestrales del estado, especialmente por los olmecas, para quienes era el centro de su mitología.
El descubrimiento del Lugar Sagrado de los Jaguares o Teopantecuanitlan, sitio arqueológico cerca de Tlalcozotitlán, en el municipio de Copalillo, cambió drásticamente el panorama de la etnohistoria antigua de México, ya que al ser de mayor antigüedad que Tres Zapotes y La Venta (en los límites de Veracruz y Tabasco), demostró que fue en Guerrero y no en la planicie del Golfo de México, donde se originaron los Olmecas, la cultura madre de Mesoamérica. En el recinto ceremonial de esta zona arqueológica destacan los monumentos de piedra que representan a este gran felino. Además, el jaguar todavía está fuertemente incrustado en las tradiciones actuales en el seno de la cultura popular, como es el caso de los tlacololeros y el porrazo del tigre.
El jaguar, tigre o tecuán, cuyo nombre científico es Panthera onca es el tercer felino más grande del mundo y el mayor de América; tiene una amplia distribución en el continente, que abarca desde México, hasta el norte de Argentina. Tiene particular importancia ecológica debido a que es considerado una especie clave o especie sombrilla, que al encontrarse en la cúspide de la cadena alimenticia, como gran depredador, requiere amplias extensiones de terreno para su mantenimiento y es un indicador de la salud ambiental de los ecosistemas. Conservar esta especie asegura la conservación en general de la biodiversidad de una región.
Los estudios acerca de la geografía de la conservación del jaguar en México, indica que existen poblaciones más o menos importantes en la zona noroeste, en Sonora y Sinaloa, y también, poco más al Sur en las costas de Jalisco y Nayarit; por otra parte también se han registrado grupos relativamente numerosos en las reservas selváticas del sureste en Oaxaca, Chiapas y la Península de Yucatán, de tal suerte que Guerrero se encuentra precisamente dentro del territorio que constituye un corredor genético de gran importancia para la viabilidad de la especie en México y por eso su conservación en nuestro estado tiene un gran significado más allá de las fronteras estatales.
Este felino es una especie amenazada y sus poblaciones han decrecido fuertemente en los últimos años, debido al crecimiento de los asentamientos humanos y la destrucción de las selvas y los bosques que constituyen su hábitat.
En Guerrero aún es común oír hablar de la presencia de este gran depredador y todavía en algunos lugares se conservan pieles de animales cazados. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, no se contaba con una evidencia contundente de que aún existieran poblaciones de este felino en algunas zonas del estado. Hace algunos meses, ante la insistencia de varias personas de la sierra de Petatlán, entre ellas Eva Alarcón, que aseguraban que existían en esa zona varios individuos, un equipo de estudiosos encabezados por Diego Wooldrich y Fernando Ruiz, colocaron cámaras de disparo automático que permitieron obtener varias fotografías de los jaguares de Petatlán, lo que permitió constatar que, en efecto, aún deambulan estos impresionantes carnívoros por los territorios de Guerrero.
La conservación de este gran felino resulta sumamente complicada, ya que se alimenta de venados, jabalíes y otras presas que habitan en las selvas y bosques, los cuales continúan disminuyendo su superficie, y en muchos casos, al ver minimizada su dieta natural los felinos atacan al ganado y se convierten en un problema para los productores pecuarios.
Recientemente, la Semaren financió un estudio de la situación del jaguar y se diseñaron medidas para su conservación, las cuales se harán públicas muy pronto y serán un elemento importante en la definición de las estrategias a seguir.
La figura simbólica y mítica del jaguar se encuentra en la profundidad histórica de nuestros orígenes como sociedad y cultura, está fuertemente enclavada en las tradiciones culturales presentes, y sobre todo, al plantearnos el reto de la conservación ecológica global del estado, es parte esencial de la apuesta por un futuro que camine por el rumbo de un nuevo modelo de desarrollo sustentable, por lo que la conservación de esta especie es fundamental y por ello es crucial apoyar el movimiento que lo demanda, para que Guerrero sea, en efecto, territorio jaguar.
El jaguar en Guerrero
El jaguar representa un elemento de gran importancia histórica, simbólica, ecológica y cultural para Guerrero. Era considerado una representación de poder y fuerza por las culturas ancestrales del estado, especialmente por los olmecas, para quienes era el centro de su mitología.
El descubrimiento del Lugar Sagrado de los Jaguares o Teopantecuanitlan, sitio arqueológico cerca de Tlalcozotitlán, en el municipio de Copalillo, cambió drásticamente el panorama de la etnohistoria antigua de México, ya que al ser de mayor antigüedad que Tres Zapotes y La Venta (en los límites de Veracruz y Tabasco), demostró que fue en Guerrero y no en la planicie del Golfo de México, donde se originaron los Olmecas, la cultura madre de Mesoamérica. En el recinto ceremonial de esta zona arqueológica destacan los monumentos de piedra que representan a este gran felino. Además, el jaguar todavía está fuertemente incrustado en las tradiciones actuales en el seno de la cultura popular, como es el caso de los tlacololeros y el porrazo del tigre.
El jaguar, tigre o tecuán, cuyo nombre científico es Panthera onca es el tercer felino más grande del mundo y el mayor de América; tiene una amplia distribución en el continente, que abarca desde México, hasta el norte de Argentina. Tiene particular importancia ecológica debido a que es considerado una especie clave o especie sombrilla, que al encontrarse en la cúspide de la cadena alimenticia, como gran depredador, requiere amplias extensiones de terreno para su mantenimiento y es un indicador de la salud ambiental de los ecosistemas. Conservar esta especie asegura la conservación en general de la biodiversidad de una región.
Los estudios acerca de la geografía de la conservación del jaguar en México, indica que existen poblaciones más o menos importantes en la zona noroeste, en Sonora y Sinaloa, y también, poco más al Sur en las costas de Jalisco y Nayarit; por otra parte también se han registrado grupos relativamente numerosos en las reservas selváticas del sureste en Oaxaca, Chiapas y la Península de Yucatán, de tal suerte que Guerrero se encuentra precisamente dentro del territorio que constituye un corredor genético de gran importancia para la viabilidad de la especie en México y por eso su conservación en nuestro estado tiene un gran significado más allá de las fronteras estatales.
Este felino es una especie amenazada y sus poblaciones han decrecido fuertemente en los últimos años, debido al crecimiento de los asentamientos humanos y la destrucción de las selvas y los bosques que constituyen su hábitat.
En Guerrero aún es común oír hablar de la presencia de este gran depredador y todavía en algunos lugares se conservan pieles de animales cazados. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, no se contaba con una evidencia contundente de que aún existieran poblaciones de este felino en algunas zonas del estado. Hace algunos meses, ante la insistencia de varias personas de la sierra de Petatlán, entre ellas Eva Alarcón, que aseguraban que existían en esa zona varios individuos, un equipo de estudiosos encabezados por Diego Wooldrich y Fernando Ruiz, colocaron cámaras de disparo automático que permitieron obtener varias fotografías de los jaguares de Petatlán, lo que permitió constatar que, en efecto, aún deambulan estos impresionantes carnívoros por los territorios de Guerrero.
La conservación de este gran felino resulta sumamente complicada, ya que se alimenta de venados, jabalíes y otras presas que habitan en las selvas y bosques, los cuales continúan disminuyendo su superficie, y en muchos casos, al ver minimizada su dieta natural los felinos atacan al ganado y se convierten en un problema para los productores pecuarios.
Recientemente, la Semaren financió un estudio de la situación del jaguar y se diseñaron medidas para su conservación, las cuales se harán públicas muy pronto y serán un elemento importante en la definición de las estrategias a seguir.
La figura simbólica y mítica del jaguar se encuentra en la profundidad histórica de nuestros orígenes como sociedad y cultura, está fuertemente enclavada en las tradiciones culturales presentes, y sobre todo, al plantearnos el reto de la conservación ecológica global del estado, es parte esencial de la apuesta por un futuro que camine por el rumbo de un nuevo modelo de desarrollo sustentable, por lo que la conservación de esta especie es fundamental y por ello es crucial apoyar el movimiento que lo demanda, para que Guerrero sea, en efecto, territorio jaguar.
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