martes, 27 de julio de 2010


Itinerario Político/ Ricardo Alemán
AMLO perdió la razón
Ni ironía, ni falta de respeto a los creyentes del apóstol que hoy es AMLO. Pero luego de asistir al mitin —“asamblea”— del pasado domingo, de escuchar su discurso, leerlo y releerlo, no podemos más que concluir que López Obrador perdió la razón.
Y es que si intentamos una pizca de seriedad, nadie sensato puede dar crédito a un discurso mesiánico, incongruente, simplista y mentiroso —de verdades a medias mentiras completas—, que dejan ver, no a un político de izquierda, tampoco a un estadista y menos a un aspirante al poder. No, en el Zócalo vimos al político resentido por la derrota de 2006 y al mesías que propone cambiar México mediante “el amor, la felicidad, la dicha y los besos al prójimo”. ¿Alguien puede tomar en serio ese discurso?
Para empezar, ofende el costoso acarreo de personas de todo el país. ¿Cuánto costó el mitin?, ¿quién pagó la “asamblea”? Nadie dice nada. ¿Esa es la honestidad de AMLO? ¿Qué no la izquierda mexicana criticó por décadas el acarreo de personas por parte del PRI? Igual de ofensivo fue el “asambleísmo” en donde, al estilo de Luis IV —el poder soy yo—, AMLO es el único que ordena, decide, dicta y el que somete a votación sus deseos personalísimos. “¿Verdad que sí están de acuerdo?”, ordena. Y, mansa, la multitud confirma: “¡Sí...!”. ¿Esa es la democracia de AMLO?
Ofende que preparó la “asamblea” frente al palacio del GDF, para decirle a Marcelo Ebrard que no se haga bolas; que el único candidato de la izquierda es AMLO. A su estilo mandó al diablo a toda la izquierda y los acuerdos de unidad. El Mesías Tropical ya es el candidato presidencial y será el presidente. ¿Alguien puede tomar en serio a un político como ese?
Dice en su discurso que un grupo de 30 potentados son responsables de la actual “tragedia nacional”. ¿En serio ese es el origen de la tragedia del país? ¿Y los políticos, y el PRI, el PAN y el PRD; partidos familiares como el PT, Panal, Convergencia? ¿Y los malos gobiernos...? ¿Quién financia la política de AMLO si no la corrupción? Y, claro, de eso no habla nada, como tampoco del dinero que persigue del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Luego propone “una renovación tajante”, “una auténtica democracia” y el “renacimiento de México”, y cuestiona a la Corte, “porque son jueces de consigna”, y propone elegirlos “democráticamente”. Toda la perorata anterior para proponer que cuando él sea presidente —igual que el dictador Chávez en Venezuela— implantará su república bananera. ¿Dónde están los corruptos del gobierno de AMLO: Gustavo Ponce, Nico y parentela?, ¿y los pillos de Carlos Ímaz, Bejarano y toda su parentela que se enriqueció?
Luego amenaza con seguir los pasos de Chávez. “Se recuperará la riqueza y los bienes públicos que han sido concesionados ilegalmente… en casos como la minería, industria eléctrica y petrolera...”. ¿Qué quiere decir lo anterior? Sí, que, igual que Chávez, AMLO le arrebatará a particulares sus bienes. Y de los medios, dice: “También se democratizarán los medios… habrá competencia y se garantizará el derecho a la información”. ¿Qué quiere decir eso? El mismo discurso de Chávez, antes de acabar con libertades básicas en democracia, como la libertad de expresión.
Ya en el delirio, AMLO promete que en su gobierno “no se venderá un solo barril de petróleo crudo al extranjero” —amenaza que lanzó hace horas Chávez—, reducir los precios de gasolinas, diesel, gas y electricidad, además de que se compromete a no crear nuevos impuestos ni a elevar los existentes. En serio, ¿alguien puede creer que son viables para cualquier economía esas locuras? ¿A poco no son promesas de locos?
Pero las perlas aparecen cuando AMLO se enfunda en la túnica de predicador y anuncia la buena nueva, “el ideal moral”. ¿Y eso qué es? Dice AMLO que la crisis actual también se creó porque “se ha convertido a la codicia en virtud, se ha elevado a rango supremo el dinero y se ha inducido la creencia de que se puede triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole”. Lo curioso es que todo eso que diagnostica AMLO para la sociedad toda es la enfermedad de él y su grupo político. Volvemos a la pregunta: ¿de qué vive AMLO, de dónde saca dinero para mantener a una familia, un movimiento, de dónde para llenar el Zócalo? Lo cierto es que AMLO se muerde la lengua.
Dice que su gobierno formará mujeres y hombres buenos y felices… que la descomposición social y los males se resolverán haciendo el bien sin mirar a quién y que, claro, él será presidente en 2012, “no para buscar el poder por el poder ni para llegar a cargos públicos por ambición personal, sino fundamentalmente para sacar al país del atraso y para que no nos quiten el derecho a la esperanza a vivir en una sociedad mejor”. ¿Alguien puede creer esa patraña? La verdad es que AMLO perdió la razón. ¿O no?

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