La Estampida de Calgary, Canadá, el mejor rodeo del mundo “El espectáculo al aire libre más grande del mundo”, como es llamada La Estampida, congrega a los más famosos y experimentados vaqueros de Estados Unidos y Canadá, para llevar a cabo lo que, puede decirse, es el mejor rodeo del mundo.
Una vez que haz puesto las rodillas sobre el lomo de aquel animal, no existe marcha atrás, y lo único que queda es dominar el miedo y escuchar atentamente las indicaciones de quienes están a tu alrededor para evitar cualquier accidente. Las manos sudan, el cuerpo te tiembla, la voz se entrecorta, el instinto de conservación te recrimina una y otra vez ¡Qué demonios estás haciendo ahí! Y sin embargo, existe algo que siempre te hace seguir.
El animal bufa, rasca la arena, mueve su enorme cabeza desconcertado al sentirse invadido y golpea los gruesos barrotes de acero de su confinamiento haciéndolos estremecerse como si se tratase de simples tablones de madera.
Mientras, tratas de escuchar la voz del experto que te dice que empujes las piernas hacia debajo, de modo que quedes sentado perfectamente en el lomo de la bestia, la voz tranquila y decidida de aquel hombre, pudiera hacer pensar a cualquiera que no sea testigo de la escena, que se trata de montar al más manso de los caballos, pero ¡qué le pasa!, está hablando de un toro de más de quinientos kilos.
Intentas hacer caso a las indicaciones, pero la ansiedad del animal que busca escapar del reducido corral en donde lo tienen prácticamente preso, lo hace saltar enfurecido, proyectándote inmediatamente hacia adelante.
De no ser por las manos de los hombres que sujetan fuertemente el chaleco de seguridad con el que me han provisto, saldría disparado directamente hacia los barrotes de acero que forman parte del mismo corral, y en el mejor de los casos, perdería algunos dientes.
Por fin, echando mano de un sentimiento en el que se mezclan el miedo, el coraje y un poco de locura, logro bajar las rodillas y quedar sentado sobre el animal. Al mismo tiempo éste se mueve, trata de dar la vuelta, pero lo único que consigue es prensar mi rodilla entre su cuerpo y el metal del corral que lo aprisiona, tan fuerte que pareciera que podría romperla.
Salta, se enfurece, empuja la cabeza hacia atrás quizá con la intención de encontrarte pero todos sus intentos son inútiles. El simple hecho de sentir la fuerza descomunal de aquel animal capaz de partirte en dos con un solo movimiento de su cuello, hace correr la adrenalina provocando que la boca se seque.
Para llegar aquí, basta con tener las suficientes agallas y tomar un muy rápido curso teórico de cómo montar un toro de rodeo. Es cierto, también es necesario estar muy seguro de querer experimentarlo y disfrutar aunque sea un poco de las emociones fuertes.
Joe Messina, un vaquero australiano que pasó quince años de su vida montando toros de rodeo, y que ahora es el encargado de dirigir el “Fantasy Adventure Bull Riding” es el encargado de guiarnos en esta loca aventura, la cual difícilmente se puede comparar a cualquier otra cosa que hayas hecho en tu vida.
Joe dice que para poder realmente montar un toro de forma profesional es necesario entrenar como lo haría cualquier atleta y montar al menos cien animales de distintos temperamentos antes de pretender entrar en un verdadero rodeo.
“A pesar de que se ve sencillo, esto implica mucho trabajo, mucho valor y mucha más práctica, pues cualquiera de estos animales sería capaz de matarte en menos de dos segundos si no tienes la preparación necesaria” dice Joe.
Ya sentado, colocas tu antebrazo sobre el lomo del animal y deslizas la palma de tu mano para afianzarte del pedazo de cuerda que hace las veces de agarradera, la cual va sujeta a su vez a un cinturón que se encuentra atado al cuerpo del animal y que será lo único que te mantendrá sujeto a éste cuando comience a saltar desesperadamente.
Joe pasa uno de los extremos de la cuerda sobre mi mano y me pide que la sujete fuertemente, repite la operación una segunda vez y mis dedos parecieran estar cocidos al pelo del toro sin que en apariencia exista posibilidad de soltarse.
Todo está listo. Es justo en ese momento cuando nuestro mentor dice con aire de suficiencia ¿Estás listo? los demás vaqueros azuzan al toro para que se mueva y brinque, para que intente salir del confinamiento y que tu puedas sentir lo que realmente es montar un verdadero toro de rodeo.
En teoría, en ese momento estás listo para intentar permanecer al menos ocho segundos sobre el lomo de esa bestia y es también cuándo entiendes a la perfección lo que los vaqueros profesionales sienten, exactamente un momento antes de que se abra la puerta del corral. Definitivamente hay que ser muy valiente, o bien estar un poco loco para decirle al hombre que controla esa puerta, “está bien, ábrela”.
Pero esto es sólo una experiencia, un tour para turistas y afortunadamente la puerta nunca se va a abrir. Luego de haber pasado algunos segundos en ese lugar, poco a poco desatan mi mano y me ayudan a abandonar lentamente el lomo del toro. Es el turno de otro loco.
La Estampida, el mejor rodeo del mundo
Montar un toro es sólo una de las muchas actividades que se pueden hacer si te encuentras en la ciudad durante la famosa Estampida de Calgary, el rodeo más importante del mundo donde se reúnen los más famosos y atrevidos vaqueros.
La Estampida de Calgary se realiza todos los años en el mes de julio y dicen los que saben de esto, que estar en la Estampida es como asistir a la final de la Copa del Mundo, a la Serie Mundial o a una final de la NBA pero en rodeo.
Más que un festival, es un enorme evento deportivo que reúne a miles de fanáticos locales y turistas, que gustan de celebrar las costumbres del viejo oeste. Diez días en los que miles de fanáticos acuden para observar cómo sus héroes (porque eso es lo que son aquí en Calgary los vaqueros profesionales) realizan las más variadas suertes del rodeo.
La monta de toros y caballos, el lazado del becerro, y por supuesto, las famosas carreras de carretas que aquí son conocidas como Chuckwagon races, quizá el evento más emocionante, concurrido y esperado del calendario.
Pero la Estampida no sólo es el rodeo, todo comienza el primer día con el famoso Stampede Parade, el desfile que abre oficialmente los festejos y en donde toman parte universidades, bandas, jinetes, grupos de gaiteros y muchas de las comunidades de extranjeros que viven en Calgary, haciendo de aquello una singular pasarela en la que se puede observar la diversidad cultural que caracteriza a todo Canadá.
Miles de personas abarrotan las calles para observar un desfile que se ha convertido en todo una tradición desde hace más de sesenta años y que es el inicio de “el espectáculo al aire libre más grande del mundo” como ellos lo llaman.
Por diez días, Calgary es tomado por un ejército de vaqueros y otros que no los son tanto, pero que se dejan llevar por el entusiasmo; todo aquí es sombreros, pantalones vaqueros, camisas de manga larga a cuadros y botas.
En las calles, en los parques o en los restaurantes puedes observar a estos batallones de improvisados cowboys, disfrutando de una cerveza y dejándose llevar por la cultura country, a la que no son ajenos y de la que parecen estar orgullosos.
Luego de unas horas, el desfile ha terminado y es tiempo de acudir al Stampede Park para atestiguar el inicio del rodeo. Aquí se ha montado una gigantesca feria con juegos mecánicos, puestos de comida, atracciones para los pequeños, algodones de azúcar y manzanas caramelizadas; es una fiesta familiar como lo ha sido siempre y como pretenden que lo siga siendo.
Del otro lado del parque, poco a poco el estadio se llena y la emoción al principio contenida va incrementando su nivel, los vaqueros son presentados y sus rostros son exhibidos en las pantallas gigantes del estadio como auténticas celebridades.
Está a punto de dar inicio al primer evento de la tarde, “la doma del potro”, el jinete está ya sobre su cabalgadura esperando que se abra la reja, en su rostro se nota el nerviosismo y la ansiedad, en las gradas, todos expectantes del sonido que marca el inicio del espectáculo; de pronto, suena la alarma, la puerta se abre y el caballo sale dando saltos frenéticos con su jinete a cuestas, las expresiones de sorpresa no se hacen esperar. Ha comenzado La Estampida
Una vez que haz puesto las rodillas sobre el lomo de aquel animal, no existe marcha atrás, y lo único que queda es dominar el miedo y escuchar atentamente las indicaciones de quienes están a tu alrededor para evitar cualquier accidente. Las manos sudan, el cuerpo te tiembla, la voz se entrecorta, el instinto de conservación te recrimina una y otra vez ¡Qué demonios estás haciendo ahí! Y sin embargo, existe algo que siempre te hace seguir.
El animal bufa, rasca la arena, mueve su enorme cabeza desconcertado al sentirse invadido y golpea los gruesos barrotes de acero de su confinamiento haciéndolos estremecerse como si se tratase de simples tablones de madera.
Mientras, tratas de escuchar la voz del experto que te dice que empujes las piernas hacia debajo, de modo que quedes sentado perfectamente en el lomo de la bestia, la voz tranquila y decidida de aquel hombre, pudiera hacer pensar a cualquiera que no sea testigo de la escena, que se trata de montar al más manso de los caballos, pero ¡qué le pasa!, está hablando de un toro de más de quinientos kilos.
Intentas hacer caso a las indicaciones, pero la ansiedad del animal que busca escapar del reducido corral en donde lo tienen prácticamente preso, lo hace saltar enfurecido, proyectándote inmediatamente hacia adelante.
De no ser por las manos de los hombres que sujetan fuertemente el chaleco de seguridad con el que me han provisto, saldría disparado directamente hacia los barrotes de acero que forman parte del mismo corral, y en el mejor de los casos, perdería algunos dientes.
Por fin, echando mano de un sentimiento en el que se mezclan el miedo, el coraje y un poco de locura, logro bajar las rodillas y quedar sentado sobre el animal. Al mismo tiempo éste se mueve, trata de dar la vuelta, pero lo único que consigue es prensar mi rodilla entre su cuerpo y el metal del corral que lo aprisiona, tan fuerte que pareciera que podría romperla.
Salta, se enfurece, empuja la cabeza hacia atrás quizá con la intención de encontrarte pero todos sus intentos son inútiles. El simple hecho de sentir la fuerza descomunal de aquel animal capaz de partirte en dos con un solo movimiento de su cuello, hace correr la adrenalina provocando que la boca se seque.
Para llegar aquí, basta con tener las suficientes agallas y tomar un muy rápido curso teórico de cómo montar un toro de rodeo. Es cierto, también es necesario estar muy seguro de querer experimentarlo y disfrutar aunque sea un poco de las emociones fuertes.
Joe Messina, un vaquero australiano que pasó quince años de su vida montando toros de rodeo, y que ahora es el encargado de dirigir el “Fantasy Adventure Bull Riding” es el encargado de guiarnos en esta loca aventura, la cual difícilmente se puede comparar a cualquier otra cosa que hayas hecho en tu vida.
Joe dice que para poder realmente montar un toro de forma profesional es necesario entrenar como lo haría cualquier atleta y montar al menos cien animales de distintos temperamentos antes de pretender entrar en un verdadero rodeo.
“A pesar de que se ve sencillo, esto implica mucho trabajo, mucho valor y mucha más práctica, pues cualquiera de estos animales sería capaz de matarte en menos de dos segundos si no tienes la preparación necesaria” dice Joe.
Ya sentado, colocas tu antebrazo sobre el lomo del animal y deslizas la palma de tu mano para afianzarte del pedazo de cuerda que hace las veces de agarradera, la cual va sujeta a su vez a un cinturón que se encuentra atado al cuerpo del animal y que será lo único que te mantendrá sujeto a éste cuando comience a saltar desesperadamente.
Joe pasa uno de los extremos de la cuerda sobre mi mano y me pide que la sujete fuertemente, repite la operación una segunda vez y mis dedos parecieran estar cocidos al pelo del toro sin que en apariencia exista posibilidad de soltarse.
Todo está listo. Es justo en ese momento cuando nuestro mentor dice con aire de suficiencia ¿Estás listo? los demás vaqueros azuzan al toro para que se mueva y brinque, para que intente salir del confinamiento y que tu puedas sentir lo que realmente es montar un verdadero toro de rodeo.
En teoría, en ese momento estás listo para intentar permanecer al menos ocho segundos sobre el lomo de esa bestia y es también cuándo entiendes a la perfección lo que los vaqueros profesionales sienten, exactamente un momento antes de que se abra la puerta del corral. Definitivamente hay que ser muy valiente, o bien estar un poco loco para decirle al hombre que controla esa puerta, “está bien, ábrela”.
Pero esto es sólo una experiencia, un tour para turistas y afortunadamente la puerta nunca se va a abrir. Luego de haber pasado algunos segundos en ese lugar, poco a poco desatan mi mano y me ayudan a abandonar lentamente el lomo del toro. Es el turno de otro loco.
La Estampida, el mejor rodeo del mundo
Montar un toro es sólo una de las muchas actividades que se pueden hacer si te encuentras en la ciudad durante la famosa Estampida de Calgary, el rodeo más importante del mundo donde se reúnen los más famosos y atrevidos vaqueros.
La Estampida de Calgary se realiza todos los años en el mes de julio y dicen los que saben de esto, que estar en la Estampida es como asistir a la final de la Copa del Mundo, a la Serie Mundial o a una final de la NBA pero en rodeo.
Más que un festival, es un enorme evento deportivo que reúne a miles de fanáticos locales y turistas, que gustan de celebrar las costumbres del viejo oeste. Diez días en los que miles de fanáticos acuden para observar cómo sus héroes (porque eso es lo que son aquí en Calgary los vaqueros profesionales) realizan las más variadas suertes del rodeo.
La monta de toros y caballos, el lazado del becerro, y por supuesto, las famosas carreras de carretas que aquí son conocidas como Chuckwagon races, quizá el evento más emocionante, concurrido y esperado del calendario.
Pero la Estampida no sólo es el rodeo, todo comienza el primer día con el famoso Stampede Parade, el desfile que abre oficialmente los festejos y en donde toman parte universidades, bandas, jinetes, grupos de gaiteros y muchas de las comunidades de extranjeros que viven en Calgary, haciendo de aquello una singular pasarela en la que se puede observar la diversidad cultural que caracteriza a todo Canadá.
Miles de personas abarrotan las calles para observar un desfile que se ha convertido en todo una tradición desde hace más de sesenta años y que es el inicio de “el espectáculo al aire libre más grande del mundo” como ellos lo llaman.
Por diez días, Calgary es tomado por un ejército de vaqueros y otros que no los son tanto, pero que se dejan llevar por el entusiasmo; todo aquí es sombreros, pantalones vaqueros, camisas de manga larga a cuadros y botas.
En las calles, en los parques o en los restaurantes puedes observar a estos batallones de improvisados cowboys, disfrutando de una cerveza y dejándose llevar por la cultura country, a la que no son ajenos y de la que parecen estar orgullosos.
Luego de unas horas, el desfile ha terminado y es tiempo de acudir al Stampede Park para atestiguar el inicio del rodeo. Aquí se ha montado una gigantesca feria con juegos mecánicos, puestos de comida, atracciones para los pequeños, algodones de azúcar y manzanas caramelizadas; es una fiesta familiar como lo ha sido siempre y como pretenden que lo siga siendo.
Del otro lado del parque, poco a poco el estadio se llena y la emoción al principio contenida va incrementando su nivel, los vaqueros son presentados y sus rostros son exhibidos en las pantallas gigantes del estadio como auténticas celebridades.
Está a punto de dar inicio al primer evento de la tarde, “la doma del potro”, el jinete está ya sobre su cabalgadura esperando que se abra la reja, en su rostro se nota el nerviosismo y la ansiedad, en las gradas, todos expectantes del sonido que marca el inicio del espectáculo; de pronto, suena la alarma, la puerta se abre y el caballo sale dando saltos frenéticos con su jinete a cuestas, las expresiones de sorpresa no se hacen esperar. Ha comenzado La Estampida
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