miércoles, 25 de agosto de 2010

Ve Julio Ocaña una traición al pueblo de Guerrero
Señor director:
Amén de no considerar idóneo a ninguno de los precandidatos del PRD (unos por cojear de una pata, otros por hacerlo de la otra, y otros más por renguear de todas), y al margen de seguir añorando el día en que toda propuesta pre-electoral y electoral venga precedida por la presentación eficaz de un plan de desarrollo y programa de gobierno ambiciosos pero realistas, dignos de Guerrero y, a la vez, exigencia mínima para quien pretenda gobernar a un pueblo ávido de gobiernos aptos, visionarios y honestos, justos e incluyentes, considero indignante en extremo el espectáculo “democrático” que ofrece el PRD a la sociedad entera.
Tragicómica me resulta su puesta en escena en el año del bicentenario de la Independencia y en el centenario de la Revolución mexicana. Esto raya en lo kafkiano. Es absurdo, es incongruente, es deleznable la imposición, por parte de la cúpula perredista, de un cacique priísta como candidato de la izquierda suriana para gobernar la tierra de Juan Álvarez y de Lucio Cabañas. Debería arderle la cara de vergûenza a los dirigentes estatales y a los precandidatos nalguiflojos que, aceptando semejante ignominia, traicionan vilmente al pueblo de Guerrero, a su historia y a sus causas. Y todo ello a cambio de tan brillantes como baratas y corrientes cuentas de vidrio. Como viles pepenadores electoreros y chambistas, les aguarda el basurero de la historia.
Pobre Guerrero, tan lejos de Jesús y tan cerca de Chucho.
!Porca miseria...!
Atentamente
Julio César Ocaña

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