miércoles, 1 de septiembre de 2010

Apuntes de un viejo lépero
Disociación ideoafectiva
Jeremías Marquines
Armando Ríos Piter y Lázaro Mazón Alonso, ex aspirantes a la candidatura del PRD para gobernador están enredados en sus propias mentiras. Por querer venderse más caros y aparte quedar como muy puros, ambos perdieron el liderazgo de quienes fueron sus seguidores y se han quedado solos.
Dicen que apoyarán a Ángel Aguirre pero su expresión emocional también dice otra cosa.
Por un lado, Ríos Piter siguiendo un retorcido y noño guión que le escribió su disparatado asesor, se enredó con el asunto de calentar a sus seguidores en contra de la designación de Aguirre y ahora ya no sabe de qué manera salir del embrollo.
Fiel a su camaleónica actitud, por un lado se sube a la tarima con los otros precandidatos que respaldan sin ambigüedades al candidato de la coalición y dice que sí va a cooperar para que gane Aguirre, pero apenas se baja de las tablas se pone a echar madres y azuza a sus seguidores para que sigan lanzando excremento en contra de la coalición y los liderazgos del PRD, con la clara intención de afectar el proceso y debilitar al candidato.
Son muchos los que fueron timados por este Ríos Píter. A varios, incluso, a algunos medios pensantes, les vendió la idea de que no era apoyado por su patrón y se la creyeron. A otros les dijo lo que querían escuchar y se la creyeron; a otros, simplemente les dio dinero o proyectos productivos; a otros más, les prometió cargos públicos, y a la parte más izquierdosa le vendió la rancia idea de un movimiento de izquierda ciudadanizado y les dijo que ellos conducirían el proceso.
En resumidas cuentas, fueron las promesas de un simple merolico, un defraudador profesional que al final quedó evidenciado como el simple peón que era del juego perverso de su patrón, el gobernador.
Ríos Piter es de esas cosas que dan lástima ajena. No sé si lo supo, pero lo más seguro es que nunca se dio cuenta de que fue completamente manipulado desde el comienzo. Es el clásico hombre al que se busca para dividir una fuerza y hacer que otro gane. Hay una película muy buena que ilustra bien este triste episodio que se llama Todos los hombres del rey. Basada en la novela de Robert Penn Warren de 1946, ganadora del Premio Pulitzer, Todos los hombres del rey cuenta la historia del surgimiento al poder de un idealista en el mundo de la política de Luisiana y la corrupción que lo lleva a su caída final.
En la primera parte, el político idealista interpretado por Sean Penn, es impulsado a una candidatura planeada para el fracaso con el fin de favorecer la reelección del gobernador. La diferencia de la película con la realidad, es que el personaje de Sean Penn se da cuenta y cambia la historia que le habían escrito. En el caso de Piter jamás se dio cuenta y se la creyó hasta el final, y creo que aún se la sigue creyendo. Es un clásico: para que la mentira sea buena, tiene que ser real.
El problema con Piter es que ya no es él quien manda (bueno en realidad nunca mandó). Sus seguidores se han rebelado y han tomado la dirección. Pero muchos aún siguen engañados con esa invención engañabobos del Frente Amplio de las Izquierdas que le propuso Arturo Martínez Núñez. Ahora este muchachón no sabe cómo parar. Por un lado, le urge negociar posiciones para él y algunos zeferinistas, pero por otra parte, vendió a sus seguidores la idea de defender al PRD de la imposición de Aguirre y éstos ahora, ya se dieron cuenta que sólo quiere negociar la senaduría para él también piden negociar por su lado sin intermediarios. Lo cierto, es que Piter ya no sirve a ningún lado. No tiene control de quienes lo apoyaron. Ni siquiera de su cuate el alcalde de Atoyac. Otro de sus apoyos, Rocío Mesino de plano dijo que no votará. ¿Entonces para qué sirve Ríos Piter, si no tiene gente? Bueno al PRD ya no sirve, pero sí le sirve a Manuel Añorve para dividir y lanzar gargajos a los de enfrente.
Sin embargo, hay que esperar. El gobernador aún puede usar un poco más a Ríos Piter y lo puede mandar de candidato del Partido Verde o le puede inventar algún tipo de asociación o movimiento con el fin de fracturar la coalición, aunque sea de manera simbólica.
El caso de Lázaro Mazón es también triste. Es la historia de un hombre que se miente así mismo. Mazón quiere venderse como alguien muy congruente, muy de principios. En esto trata de copiarle a López Obrador, pero su copia no es real. Mazón es muy mentiroso. Varias veces mintió a su gente y a la militancia del PRD. Aseguró que no había negociado con Ángel Aguirre y sí lo hizo. Aseguró que no declinaría su candidatura y sí lo hizo. Aseguró que no quiere cargos públicos y sí quiere. Quiere la secretaría de Salud y también quiere otras cosas para El Zorrillo, Sebastián de la Rosa, quien es el encargado de la negociación por ser su manejador.
Mazón, al igual que Piter han perdido a muchos de sus seguidores que ya están apoyando a Ángel Aguirre sin pretextos y sin condiciones. Y es que al igual que Piter, Mazón no tiene agrupación propia, sus apoyos provienen de la asociación interesada, muchos prófugos de corrientes y agrupaciones distintas y de bajo perfil. Con el fin de encarecer su negociación o de plano intentar aparecer como inmaculado, Mazón ha declarado que muchos perredistas no votarán por Aguirre, pero la verdad es otra, son muchos los perredistas que sí van a votar por el senador ex priista y también son muchos los que ya abandonaron a Lázaro por mentiroso y ambiguo. Entre los que ya están apoyando Aguirre están Rosario Herrera y su hijo, así como Sebastián de la Rosa, Wulfrano Salgado, entre otros que estaban con él. Pero Mazón sigue mintiendo.
Ángel Aguirre es el candidato de la coalición de los partidos de izquierda, eso ya no lo va a cambiar ni Piter ni Mazón ni nadie. Como quiera que sea, es un candidato que está en el ánimo popular. En una democracia la mayoría manda. Quien no quiera votar por Ángel está en su derecho, que vote por Añorve y por Figueroa o que no vote. Todo lo demás que se dice es verborrea, retórica pasada. Yo creo en los cambios de conducta y en los cambios a secas. Hay gentes como un tal Salvador Aguilar que nada los consuela, lanzan su rancia y aceda perorata seudosociológica para justificar que no es nadie, no es nada, nada dice, nada, absolutamente nada importa. Es de esa generación que se pasaron toda la vida discutiendo si el Ché era de izquierda pura o de izquierda pragmática, es de aquellos que discuten la historia y no la viven. Salú pues. Sigan discutiendo.

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