Coyunturas políticas
Rafael Solano
Paradojas perredistas
Cronistas surianos
El PRD al cumplir sus 20 años de existencia enfrenta la disyuntiva de que para poder acceder o ganar el poder, en este caso la gubernatura de Guerrero, tiene que recurrir a un priista; pero así ha sido en decenas de casos anteriores. La única vez que no postuló a un tránsfuga del partido tricolor como candidato fue en la contienda de gobernador del 2005.
Hasta donde se pudo saber de las discusiones entre líderes y militantes distinguidos del partido del sol azteca en torno a la designación del candidato a la gubernatura, privó la lógica de que era mejor entregarle la nominación a un priista con varios lustros de militancia que a un perredista de reciente aceptación; y todo eso pasó porque se le vinculó con el Ejecutivo estatal y también porque el director de El Sur quiso ser candidato externo y atizó la hoguera del rencor contra el diputado federal Armando Ríos Piter para sacarlo de la jugada.
En la formalización de la entrega de la candidatura al senador ex priísta Ángel Aguirre Rivero, como ha sido costumbre de la militancia perredista, se impuso la lógica de que son mejor las migajas que tener lejos el pastel (es decir, chamba aunque sea de quinto nivel) y nadie protestó. Igual que en el 2008 cuando varios candidatos a ediles hicieron fraude para obtener la candidatura (el regidor de la comuna capitalina, Oswaldo Chavarría Obeso, hasta hizo votar a los muertos a su favor); de manera similar al 2009 en que se decidió desde la capital del país a los candidatos a diputados federales, que al final perdieron menos Ríos Piter.
En la sesión del denominado “consejo político estatal” del partido negro-amarillo, según algunos reporteros que pudieron ingresar al hotel Parador del Marqués convertido en catacumba, el dirigente estatal Misael Medrano Baza se reconcilió con la militancia gracias a la nominación de Aguirre Rivero; nadie recordó que al final de los comicios del 2008 pidieron su dimisión porque se perdieron 23 de 44 ayuntamientos; demanda reiterada en julio del año pasado porque solamente se refrendó el triunfo en una de ocho diputaciones federales.
Tampoco nadie puso en duda que se hubiera realizado una encuesta para definir cuál de los aspirantes a la candidatura del PRD era el mejor posicionado, aunque nadie la vio, nadie la conoció pero a la vez, nadie dudó de que se hubiera aplicado. Como ha pasado, un ex priista unificó a los perredistas.
Rafael Solano
Paradojas perredistas
Cronistas surianos
El PRD al cumplir sus 20 años de existencia enfrenta la disyuntiva de que para poder acceder o ganar el poder, en este caso la gubernatura de Guerrero, tiene que recurrir a un priista; pero así ha sido en decenas de casos anteriores. La única vez que no postuló a un tránsfuga del partido tricolor como candidato fue en la contienda de gobernador del 2005.
Hasta donde se pudo saber de las discusiones entre líderes y militantes distinguidos del partido del sol azteca en torno a la designación del candidato a la gubernatura, privó la lógica de que era mejor entregarle la nominación a un priista con varios lustros de militancia que a un perredista de reciente aceptación; y todo eso pasó porque se le vinculó con el Ejecutivo estatal y también porque el director de El Sur quiso ser candidato externo y atizó la hoguera del rencor contra el diputado federal Armando Ríos Piter para sacarlo de la jugada.
En la formalización de la entrega de la candidatura al senador ex priísta Ángel Aguirre Rivero, como ha sido costumbre de la militancia perredista, se impuso la lógica de que son mejor las migajas que tener lejos el pastel (es decir, chamba aunque sea de quinto nivel) y nadie protestó. Igual que en el 2008 cuando varios candidatos a ediles hicieron fraude para obtener la candidatura (el regidor de la comuna capitalina, Oswaldo Chavarría Obeso, hasta hizo votar a los muertos a su favor); de manera similar al 2009 en que se decidió desde la capital del país a los candidatos a diputados federales, que al final perdieron menos Ríos Piter.
En la sesión del denominado “consejo político estatal” del partido negro-amarillo, según algunos reporteros que pudieron ingresar al hotel Parador del Marqués convertido en catacumba, el dirigente estatal Misael Medrano Baza se reconcilió con la militancia gracias a la nominación de Aguirre Rivero; nadie recordó que al final de los comicios del 2008 pidieron su dimisión porque se perdieron 23 de 44 ayuntamientos; demanda reiterada en julio del año pasado porque solamente se refrendó el triunfo en una de ocho diputaciones federales.
Tampoco nadie puso en duda que se hubiera realizado una encuesta para definir cuál de los aspirantes a la candidatura del PRD era el mejor posicionado, aunque nadie la vio, nadie la conoció pero a la vez, nadie dudó de que se hubiera aplicado. Como ha pasado, un ex priista unificó a los perredistas.
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