domingo, 19 de septiembre de 2010

EDITORIAL

TIEMPO DE DEFINICIONES

Ayer en Iguala, una reunión del candidato de la coalición Guerrero nos une, Ángel Aguirre Rivero, con perredistas del comité municipal, estuvo a punto de terminar en un conflicto mayor porque el abanderado les envió en su representación al diputado federal priísta Sofío Ramírez Hernández.
Los perredistas reclamaban la presencia del candidato con argumentos tan simples como recordarles que se encontraban en el PRD, y no en el PRI, es decir: en un partido donde el trato de su candidato debe ser directo con las bases y no desarrollarse en reuniones cupulares ni a través de representantes.
El incidente no pasó a mayores porque Aguirre Rivero se hizo presente en la reunión y todos terminaron contentos. Sin embargo, dejó un mensaje importante: los perredistas que hoy apoyan al senador reclaman una definición real de su parte.
Se entiende la reticencia de aceptar la representación de Sofío Ramírez, quien ha demostrado ser un seguidor fiel del candidato, incansable y leal, pero, ¿cómo habrán de aceptar los perredistas dialogar con él, cuando no ha renunciado a su militancia en el PRI?
Ese es un fenómeno extraño entre los seguidores de Aguirre, que siguen siendo priístas aún con la contienda ya en puerta.
Personajes como Jorge León Robledo, Humberto Salgado Gómez, por ejemplo, son dos valiosos cuadros muy allegados al candidato, de una trayectoria reconocida, sin embargo siguen siendo del PRI. Sofío Ramírez tampoco ha renunciado a su partido, el tricolor.
Eso genera confusión y desconfianza entre la base perredista. Si en la estrategia del aguirrismo está que sus miembros sigan en el tricolor para tratar de atraer adeptos, habría que revisar si es correcta; pues es difícil que se les pueda ver en una guerra en dos bandos.
Si han decidido dar la lucha en un lado, es ahí donde deben colocarse. Eso reclaman los perredistas, y tienen razones para hacerlo. La verdadera batalla por la gubernatura está por comenzar y todos quieren saber con quiénes van armar su cuartel. Aquí no hay retorno al PRI: Ángel Aguirre llegó para quedarse, la gente lo tiene claro, sin embargo, su equipo más cercano debe tomar una definición.

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