Localizan el circuito de neuronas que es dañado por la cocaína
Antimio Cruz | Academia
La Escuela de Medicina Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, identificó cuál es el primer circuito neuronal que es dañado por el consumo de cocaína. El daño ocurre en dos neuronas que forman parte central del sistema de recompensas que tiene el cerebro y que entran en una especie de desequilibrio eléctrico. Este desbalance desencadena una necesidad de buscar más satisfactores para equilibrarse.
Los médicos estadunidenses estudiaron ratones y pudieron observar, con imágenes en vivo, que cuando hay presencia de cocaína en la sangre una de las células centrales del sistema de recompensas se enciende mucho, pues concentra mucha energía, mientras que la actividad de su contraparte casi se extingue.
Los médicos suponen que si se logra corregir ese desequilibrio en el sistema cerebral de recompensas, las terapias de rehabilitación podrían ser más efectivas.
El estudio fue publicado en la nueva edición de la revista científica Science. La Escuela de Medicina Monte Sinaí es considerada una de las 20 mejores de todo el mundo y es una de las pocas que recibe fondos prácticamente de todos los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
La investigación fue dirigida por Mary Kay Lobo, una estudiante postdoctoral en el Departamento de Neurociencias en Monte Sinaí. Ella y su equipo descubrieron que las dos neuronas principales de una región conocida como núcleo accumbens, que está en el encéfalo, sufren una especie de desbalance en cuanto entran en contacto con la cocaína. Este desequilibrio parece ser la semilla de lo que los médicos han llamado “el sistema corruptor” de la cocaína.
Las dos células principales donde se registra el impacto de esta droga han sido llamadas las células D1 y D2.
“Los datos que colectamos nos sugieren que cuando los pacientes han consumido cocaína repetidamente durante algún tiempo se presenta un desorden en las neuronas del núcleo accumbens; debido a que uno de los efectos más claros es la disminución de la actividad de la neurona D2, lo que podría estar ocurriendo es que la cocaína esté bloqueando el trabajo de unas moléculas que facilitan las señales que llegan a esa neurona, llamadas BDNF-TrkB”, explica la doctora Lobo en su artículo publicado en Science.
Para realizar la investigación, los médicos de Monte Sinaí usaron optogenética, que es una técnica que permite observar, por separado, cómo funciona cada uno de los circuitos neuronales en diferentes mamíferos, desde ratones hasta personas.
La genética fue usada en este estudio porque se buscaron las deficiencias genéticas que producen una alteración similar a la que provoca el consumo de la cocaína y observaron algunos efectos similares en los cerebros de ratones que tienen deficiencias genéticas para producir proteínas que funcionan como neuroconductores
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