martes, 2 de noviembre de 2010

Proteína mata células cancerígenas
  • Investigadores señalan que podría ayudar a combatir la malaria y la diabétes.
  • La proteína también puede atacar células sanas por culpa de una deficiencia del sistema inmunológico (Foto: Especial )
Científicos australianos y británicos pudieron observar por primer vez el funcionamiento de una proteína capaz de destruir células cancerígenas desde su interior, avance que permitirá abrir nuevas vías para combatir el cáncer, la malaria o la diabetes, según anunciaron hoy los investigadores.
La descripción de la estructura molecular de esta proteína, llamada perforin, y su funcionamiento, sale publicada en el último número de la revista Nature.
"Esta proteína perfora células tomadas por virus o que se han transformado en células cancerosas, y permite la entrada de enzimas tóxicos que luego las matan desde su interior" , explicó en un comunicado el líder del proyecto, James Whisstock, de la Universidad de Monash en Melbourne.
"Sin esta proteína nuestro sistema inmunológico no puede destruir estas células. Ahora que sabemos cuál es su funcionamiento, podemos empezar a ver como se puede combatir el cáncer, la malaria o la diabetes", añadió Whisstock.
La investigación, que ha durado diez años, concluye las observaciones que inició hace unos 110 años el premio Nóbel Jules Bordet, que apuntaban a la capacidad del sistema inmunológico humano de crear agujeros en células específicas.
La observación fue posible por el uso combinado de información obtenida del sincrotrón de Australia y de microscopios de alta potencia del College de Birkbeck de Londres.
"El descubrimiento da una respuesta fundamental al misterio de la inmunología" , dijo Whisstock quien apuntó que la insuficiencia de perforin acelera el desarrollo de tumores y, en particular, de leucemia, según pudieron comprobar en experimentos con ratones.
Según Whisstock la proteína también puede atacar células sanas por culpa de una deficiencia del sistema inmunológico, como en el estadio inicial de la diabetes, o por el rechazo de un tejido tras un trasplante de médula ósea.
En la investigación colaboraron científicos de la Univesidad de Monash y del Centro de Cáncer Peter MacCallum, de Melbourne, y del Birkbeck College de Londres

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