Editorial EL UNIVERSAL
Diez años de educación pobre
Inspiración en el interés público, responsabilidad, búsqueda de la verdad, de permanente justicia y del cumplimiento de los de...
La calidad de la educación en México explica muchas cosas. Es un factor que determina directa o indirectamente nuestra falta de desarrollo económico, la dependencia esclavizante al petróleo, la pobreza e incluso la descomposición social que permite la proliferación del crimen entre los más jóvenes. Todos los actores de la vida pública lo saben y lo repiten en discursos, pero a la fecha los datos reflejan que en la última década no se ha hecho lo suficiente para cambiar el panorama.
La calidad de la educación en México explica muchas cosas. Es un factor que determina directa o indirectamente nuestra falta de desarrollo económico, la dependencia esclavizante al petróleo, la pobreza e incluso la descomposición social que permite la proliferación del crimen entre los más jóvenes. Todos los actores de la vida pública lo saben y lo repiten en discursos, pero a la fecha los datos reflejan que en la última década no se ha hecho lo suficiente para cambiar el panorama.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México ocupó el lugar 48 de entre 65 naciones evaluadas del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés). La prueba se realiza desde el 2000 y este año incluyó a mil 700 escuelas y a 52 mil alumnos mexicanos de 15 años de edad. Las cifras obtenidas hace una década sirven como punto de referencia para saber que en matemáticas se ha avanzado y en comprensión de lectura hay un estancamiento, pero es en Ciencias donde el país mantiene una caída progresiva. Si el nivel de habilidades de los estudiantes no mejora, sólo podrán desarrollar labores mecánicas asociadas a la fuerza física en trabajos poco remunerados.
Cerca de la mitad de los estudiantes mexicanos (46%) tiene resultados insuficientes de aprendizaje en todos los rubros. De continuar con la tendencia el país no podrá aprovechar su bono demográfico, es decir, la ventaja que implica que los jóvenes sean la proporción más grande de la población.
La mano de obra calificada es un requisito ineludible para el establecimiento de una sociedad del conocimiento, basada en la innovación y el desarrollo, en la ciencia y la tecnología. Ahí están como ejemplo la próspera Corea del Sur o la floreciente India, países que salieron de un espasmo similar o peor al de México y que hoy lo rebasan. Chile y Brasil en Latinoamérica despuntan por la misma razón, el primero en calidad de vida de sus habitantes, el segundo en combate a la pobreza y apertura de mercados antes inexistentes.
El diagnóstico está claro, hace falta ahora tener propuestas que vayan más allá de las medidas necesarias pero obvias como el equipamiento escolar o la capacitación magisterial.
Desde finales de siglo XX, SEP y magisterio han buscado salir del bache con reformas y alianzas que han resultado poco eficientes. Urge revisar el modelo para no permanecer estancados otros diez años
No hay comentarios:
Publicar un comentario