martes, 21 de diciembre de 2010

"Tengo dolor por lo que pasa en México": Diego


Manrique Gandaría / El Sol de México
Ciudad de México.- El ex senador panista Diego Fernández de Cevallos, quien fue liberado después de más de siete meses de haber sido secuestrado en su rancho de Querétaro, expresó su preocupación por la violencia que se vive en México, al señalar que está preocupado por lo que suceda en el país.
Comentó que durante su cautiverio pudo enterarse de los asesinatos del alcalde de Nuevo León, Edelmiro Cavazos, del candidato priísta a gobernador en Tamaulipas, Rodolfo Torres Cantú y el de la activista en Chihuahua, Marisela Escobedo, al igual de otros hechos violentos que se siguen dando en el territorio nacional.
Por eso, dijo, "mi caso no es más relevante que ningún otro" y por lo tanto, no debe ser tratado como un caso de excepción, sino igual que otros, pues destacó que él fue liberado por sus raptores, pero le duele y conmueve las personas que fueron asesinadas.
Más tarde en entrevista televisiva, Fernández de Cevallos manifestó tener sentimientos encontrados: "Mucha alegría de reencontrarme con los míos y un enorme dolor de saber las desgracias" que ocurren en México.
De igual forma, consideró que su plagio tuvo una connotación política por la "ideología" y económica.
Cuestionado sobre cuándo fue liberado, el también excandidato presidencial señaló que ayer en la madrugada y que todavía estaba obscura; además informó que fue secuestrado por un amplio grupo que sorpresivamente "cayó sobre él.
Poco después de la una de la tarde, Diego Fernández de Cevallos llegó a su casa de Lomas de Virreyes manejando un vehículo Mercedes Benz color gris, donde indicó tener una actitud perfectamente definida: vivir para adelante, sin miedo, sin cobardías, sin arrogancias, pero con definición y con valor, al mismo tiempo que sostuvo que como hombre de fe "ya perdoné a mis secuestradores", como ciudadano, "creo que las autoridades tienen una tarea pendiente, pero sin abuso, sin atropello, sin flagelaciones".
Con voz pausada, enfundado en un pants gris, tenis color café, calcetines azules, y con su peculiar barba que esta vez lucía totalmente blanca y sin arreglar, el "Jefe Diego" dijo tener sólo motivos para bendecir a Dios y a la Virgen, así como a tantas personas conocidas y desconocidas que lo apoyaron, sobre todo, dijo, a "ustedes los medios de comunicación y a los periodistas en lo individual su actitud profesional y humana, toda vez que hubo mesura, hubo categoría moral, se privilegió la vida de una persona y esto para mí representa todo".
En una atropellada conferencia de prensa al pie de su residencia ubicada en avenida Lomas Virreyes 845, en las Lomas de Chapultepec, mostró enojo cuando se le preguntó si sería candidato a la presidencia por el PAN, a lo que dijo: "estoy bien 'gracias a Dios', estoy fuerte y mi vida seguirá siendo la misma".
Enseguida, recordó a El Quijote e hizo suyas las siguientes palabras: "Mis arreos son las armas; mi descanso el pelear; mi cama las duras penas; mi vivir siempre luchar".
Intentó retirarse, pero los medios de comunicación se lo impidieron, por lo que volvió a decir: "Yo estoy agradecido con ustedes porque se lo merecen, porque no puede ser de otra manera; pero también les ruego su comprensión de que esta entrevista, este encuentro, se acabó aquí la hora, pórtense bien. No voy a responder a ninguna pregunta por la razón que ya he dado".
Dio a conocer que a través de una nota informativa tratará de conducirse con responsabilidad y "no quiero actuar, como se puede decir, a golpe de palabras, por la trascendencia que tiene para un país o contra cualquier ser humano lo que a mi persona se realizó.
Luego de varios intentos de entrar a su residencia, de manera repentina decidió volver al vehículo en el que había llegado, se ubicó en asiento del conductor y él mismo se fue manejando con una ramo de rosas rojas en sus manos, el cual entrego minutos después a su novia Liliana, cuando la visito en su casa.

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