México necesita más investigación en radiofármacos para detectar enfermedades
Redacción |
- El ININ produce radiofármacos de primera y segunda generación y trabaja en el desarrollo de compuestos de la tercera.
El país necesita promover la apertura de más centros de investigación en radiofarmacéutica para la formación y desarrollo de un mayor número de investigadores, así como trabajar en la difusión del beneficio que generaría una mayor producción de tecnología propia en México, refirió Guillermina Ferro Flores, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).
La científica aseguró que los radiofármacos (agentes radiactivos no nocivos usados para diagnóstico) de tercera generación son un componente clave del siglo XXI en el manejo de enfermedades como el cáncer, área en la que se desempeña.
La importancia de su investigación recobra fuerza frente a estadísticas oficiales de la Secretaría de Salud, que dicen que tan sólo en 2010 fallecieron cinco mil 113 mujeres de cáncer de mama.
Ferro Flores, galardonada con el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología Estado de México 2010, en el área de Ciencias de la Salud, por sus contribuciones para la detección de cáncer de mama, mencionó que la Planta de Producción de Radiofármacos (PPR), del ININ, es la única instalación en el país dedicada a la investigación, producción y distribución de radiofármacos para el sector salud y provee aproximadamente a 60% del mercado nacional.
”Estos productos se distribuyen a 104 diferentes centros de medicina nuclear, permitiendo realizar cientos de miles de estudios para el diagnóstico y tratamiento de una gran variedad de enfermedades”, apuntó la también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
De acuerdo con el ININ, la institución cuenta con el “Certificado de Buenas Prácticas de Fabricación”, compitiendo exitosamente con productos radiofarmacéuticos de importación. Sin embargo, la mayor parte de los productos que distribuye son de segunda generación.
“Por tanto, es de vital importancia para el instituto continuar en la incursión de radiofármacos de tercera generación que permitan mantener vigente la tecnología radiofarmacéutica de punta en beneficio de la medicina nuclear nacional y de la población mexicana”.
Los radiofármacos son agentes radiactivos. Sin embargo, cuando se usan cantidades pequeñas la radiación que recibe su cuerpo es muy baja y se considera segura.
En el empleo, por ejemplo, de una tomografía por emisión de positrones (PET), es necesario administrar al paciente un radiofármaco PET, es decir, una molécula implicada en alguna función fisiológica que se marca con un radioisótopo emisor de positrones; éste, en su desintegración, emite radiación gamma que puede detectarse y cuantificarse en el tomógrafo. Con ello pueden detectarse anomalías en el tejido o formación de tumores.
CIENCIA EN MÉXICO. La científica recordó que para ser un país con verdadero crecimiento, México requiere generar conocimiento y con ello tecnología propia, y eliminar los estereotipos que sobre la ciencia y sus actores se han generalizado entre la población.
“Poca gente tiene contacto con un científico, como consecuencia del poco número de investigadores que somos en el país. Y cuando las personas escuchan la palabra ‘científico’, nos relacionan con la clonación de animales, humanos y órganos, lo cual consideran peligroso, pero no es una imagen real”.
La especialista en radiofármacos reitera que en México se trabaja para avanzar en la medicina nuclear, una especialidad de la medicina actual.
El ININ comercializa los principales radiofármacos de primera y segunda generación, y trabaja en la investigación y el desarrollo de moléculas biológicamente activas que, coordinadas a radionúclidos, presenten un alto reconocimiento “in vivo” por receptores específicos, es decir, compuestos de “tercera generación” con tecnología propia.
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