UNA FICHA EN EL TRIBUNAL
El nombramiento del magistrado Jesús Martínez Garnelo como presidente del Tribunal Superior de Justicia de la entidad, abre un episodio sin precedente en la historia judicial del estado.
Aunque fue electo por unanimidad de sus 19 compañeros magistrados, es claro que esa elección fue sólo un procedimiento, ya que desde días antes se sabía que él sería el titular. Por lo demás, será muy difícil que logre evadir el pasado. Y es que Martínez Garnelo formó parte de un grupo de jueces, junto con Miguel Maya Manrique y María del Pilar León Flores, que fueron inhabilitados en 1999 por el Congreso local acusados de haber permitido la liberación del secuestrador Carlos Alberto García Castro, El Calilla, miembro de la banda de Pedro Barragán.
Hay que puntualizar que este caso no habría llegado a ese nivel de no ser por el tesón del empresario gasolinero Javier Ibáñez Sandoval, cuyo hijo, Óscar Manuel Ibáñez, había sido víctima de El Calilla y sus compinches.
En 2001, Martínez Garnelo fue restituido en su cargo por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el argumento de que el Congreso había cometido invasión de poderes al inhabilitarlo. Sin embargo, esta razón técnica, legalista, no significaba que la SCJN hubiese dictaminado que Garnelo no hubiera incurrido en responsabilidad en el caso Calilla, sino solamente que quien lo inhabilitó no tenía facultades para ello.
Un año más tarde, Ibáñez Sandoval fue asesinado en plena vía pública, alrededor de la una de la tarde, en la transitada avenida Lázaro Cárdenas, de Chilpancingo, y su asesinato nunca se investigó.
Después, Martínez Garnelo se vio envuelto en otro escándalo, al demandar laboralmente a la UAG por despido injustificado y ganarle un millón 500 mil pesos en salarios caídos. La controversia estuvo en que Martínez supuestamente laboraba de tiempo completo en la UAG, y el ex rector Marcial Rodríguez Saldaña, que tenía a su cargo esa responsabilidad en la institución, a sabiendas de que eso no era posible por ser magistrado del Tribunal Superior de Justicia, lo dio de baja. El entonces rector, Nelson Valle, definió así la cuestión: “Fue público que Jesús Martínez Garnelo dejó de cumplir sus obligaciones en la UAG desde que fue nombrado magistrado del TSJ; esto no es más que una falta de ética y moral del magistrado”.
El nombramiento ahora de Martínez Garnelo ha sorprendido, porque desde días antes se comenzó a filtrar que era la propuesta del gobernador Ángel Aguirre Rivero para dicho cargo. La pregunta básica es ¿por qué? ¿Por qué impulsar a alguien con estos antecedentes, en un estado donde la aplicación de la justicia ha sido tan cuestionada? ¿Por ahí va a empezar el cambio verdadero?
No hay comentarios:
Publicar un comentario