lunes, 22 de agosto de 2011

Ciencia
Dentro del sueño de los osos
Científicos estudian meticulosamente la actividad de osos negros salvajes a lo largo de un año para descubrir sus impresionantes cambios fisiológicos. Cuando hibernan respiran solo dos veces por minuto y su corazón se ralentiza a límites insospechados
La hibernación de los osos resulta uno de esos milagros naturales que la ciencia apenas ha comenzado a entender. Resulta prácticamente un enigma cómo estos enormes animales pueden escapar del peligro cuando están adormilados durante los meses más fríos y cómo consiguen resurgir en primavera, a pesar de tener los músculos y los huesos debilitados. Un nuevo estudio publicado en BMC Physiology ha utilizado monitores cardíacos y collares que escondían un sofisticado equipo de radio para medir los cambios durante todo el año en el ritmo cardíaco y la actividad del oso negro salvaje norteamericano. Los científicos se llevaron más de una sorpresa.
Estudios previos han demostrado que durante la hibernación, el oso negro sufre variaciones extremas en el ritmo cardíaco -arritmia sinusal respiratoria-. Aumenta su frecuencia cardíaca cuando hace una respiración, pero se detiene durante largos períodos entre respiraciones. En este estudio, los investigadores fueron capaces de controlar a distancia a osos negros americanos (Ursus americanus) en estado salvaje durante un año, 24 horas al día. Descubrieron que los osos tienen una arritmia sinusal respiratoria pronunciada durante la hibernación y en los meses previos a su sueño invernal. Además, son menos activos durante el día en otoño.
Durante los meses de verano, los osos se activan durante un máximo de 18 horas por día y su corazón puede alcanzar los 200 latidos por minuto. Sin embargo, durante la hibernación, las tasas de respiraciones bajan hastados por minuto y el corazón pasa 14 segundos sin latir.
Osas preñadas
Las osas preñadas duermen profundamente al principio del invierno, pero su ritmo cardíaco aumenta al tiempo que se desarrolla el embarazo, con picos durante el parto. Después de que nazcan los cachorros, la tasa de latidos de la madre regresa a los niveles de la hibernación. Durante varias semanas después del parto, las madres también muestran mucho menos movimiento, para que los cachorros lactantes no sufran daños accidentales.
Según el doctor Timothy Laske, uno de los miembros del equipo que realizó la investigación, «cuando se recuperaron los datos, a pesar de que se intentó ser lo más silencioso posible, las tasas de latidos del corazón de los osos aumentaron antes de que llegáramos a la entrada de su guarida y se mantuvieron elevadas durante un número de días. Esto confirma que, a pesar de aparentar un sueño profundo, los osos siempre están alerta del peligro y preparados para actuar».
Este estudio permitirá a los investigadores conocer más sobre los detalles de la vida de los osos y sobre cómo las acciones humanas pueden variar su comportamiento natural.

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