lunes, 12 de diciembre de 2011

Cazador de auroras boreales
  • Keen ha pasado unas 5 mil horas en el hielo, acechando a su hermosa presa.
  • Foto: Cortesía de Andy Keen
De noviembre a marzo, Andy organiza excursiones con grupos de tres a siete personas por jornada
Alejandra César
Ciudad de México (11 diciembre 2011).- Él es un "cazador" que incita a personas de todo el mundo a seguir sus pasos. Pero su misión no es ir tras peligrosos animales, sino apresar uno de los espectáculos más asombrosos de la naturaleza: el protagonizado por las auroras boreales.
"Es increíble; cada una varía en brillo, en intensidad, en sus movimientos, en sus formas, en sus colores, puede durar minutos o literalmente horas, es simplemente alucinante y muy difícil de ponerla en palabras", señala en entrevista telefónica el fotógrafo británico Andy Keen, de 45 años, fundador de Aurora Hunters, empresa con sede en Finlandia que organiza excursiones para ir en búsqueda del fenómeno.
"Y lo bello también es que es diferente de noche a noche y no puedes controlarla, si viene, viene. Pone las cosas en perspectiva, la vida en perspectiva; te hace sentir muy pequeño en una parte muy especial del mundo".
Andy es un luchador. A los 21 años, despertó una mañana sin poder moverse de la cintura para abajo: pasó un año aprendiendo a caminar de nuevo, sin un diagnóstico y con doctores que le decían que su problema era psicosomático.
Cuatro años más tarde recayó, y finalmente fue diagnosticado. Andy padece neuropatía periférica, una enfermedad que evita que sus nervios funcionen adecuadamente. Escribió un libro sobre su mal, "Neuropatía periférica bajo la luz", que fue distribuido por hospitales de toda Gran Bretaña, y en 1998 fundó la organización Neuropathy Trust, que ha apoyado a 1.2 millones de personas alrededor del mundo que padecen la misma condición.
Eventualmente y con tratamiento de esteroides, Andy ha logrado dominar los síntomas de su enfermedad, no ha vuelto a recaer y se siente lleno de vida, la fortaleza de enfrentar este mal lo llevó a plantarse cara a cara ante los "espíritus del cielo" en el Ártico.
"Pasaba horas y horas en la naturaleza para liberar mi mente y concentrarme en algo más, así fue como me involucré en un inicio en la fotografía, y luego vi un documental de la BBC y dije 'debo de hacer eso, debo ver las auroras boreales'".
Hace más de cinco años de ese primer encuentro y desde entonces se volvió un adicto, ha pasado unas 5 mil horas en el hielo, acechando a su hermosa presa.
Desde 2006 este británico nacido cerca de Liverpool vive en Finlandia de septiembre a abril, y su cacería también lo ha llevado a Suecia y Noruega. Además ya alista una próxima excursión a Islandia, dentro de dos meses.
Andy deja lo menos posible al azar: se arma con información meteorológica y de actividad solar, pero reconoce que la suerte interviene en gran medida y puede traer o alejar a las "luces del norte".
"Tengo una serie de contactos locales que me llaman si han visto una Aurora o si el cielo está despejado donde están, así que usamos ambos: datos científicos y métodos de comunicación normales para aumentar nuestras posibilidades de verla".
"Es como una cacería, y me gusta verla más como una aventura, realmente puedes sentir la adrenalina de la gente que viene conmigo, es contagiosa, lo cual es positivo o negativo, depende cómo lo veas, porque cuando has visto una quieres ver más y más".
De noviembre a marzo, Andy organiza excursiones con grupos conformados de tres a siete personas por jornada. A lo largo de seis horas, desde las siete de la noche, recorre la región de Northern Lapland.
La base de Aurora Hunters está en el poblado de Ivalo, de unos 4 mil habitantes, que cuenta con un aeropuerto al que se puede llegar desde Helsinki. Andy pasa por sus clientes a diversos hoteles y luego los lleva en camioneta a parajes naturales, donde caminan y esperan. Entre sus puntos favoritos están Inari y Nellim, cerca de la frontera con Rusia.
Mientras aguardan, instalan un campamento, con una acogedora fogata. En torno a ella abundan las bebidas calientes. Si la presa no llega, la determinación de este guía no flaquea, ofrece seguir buscando, otra de sus ofertas es enseñarlos a atrapar con la cámara a las escurridizas luces.
"Una de las cosas que realmente me da satisfacción es ver la reacción de la gente cuando la ve por primera vez. Vienen personas de todas partes del mundo, de edad media, con niños y se emocionan, saltan y gritan".
Con su adrenalina, cada grupo contagia a este luchador para ir tras una nueva aurora o "zorro de fuego", como los antiguos fineses llamaban a las auroras boreales por relacionarlas con un animal mágico que corre por la nieve y cuya cola va pintando el cielo de maravillosos colores.
Pura ciencia
Sí, las Auroras Boreales son espectaculares, roban el aliento y maravillan a quienes las ven, pero ¿qué son?
Aunque a la Tierra llegan como calmados y elegantes fenómenos, realmente son el producto de millones de explosiones de energía magnética. Ésta se forma en el intenso clima espacial y al llegar a nuestro planeta choca con la atmósfera, que sirve como escudo.
Millones y millones de partículas eléctricamente cargadas en el viento solar se liberan sobre la Tierra; la energía de cada colisión se transforma en fotones, las partículas de luz, esto hace que brillen y entonces las Auroras nacen y bailan.
Se ven en los polos pues la fuerza magnética hace que se desvíen hacia ellos.
El color revela a qué distancia de la Tierra tienen lugar las reacciones de las partículas solares con el oxígeno. Las auroras verdes ocurren entre los 100 y 250 km sobre la superficie, mientras que las azules lo hacen en la parte baja de la atmósfera, a menos de 100 km.

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