¿El PRD, es de izquierda?
Leoncio Castrejón Salgado
A estas alturas de su accionar como partido, no
cabe intentar engañarse o sorprenderse de su integración y conformación propiamente como un ente político que se
cobijaba bajo el manto que proporcionan las leyes en la materia. Es decir, el
PRD, se conformó con “trocitos”, “cachitos” “pedacitos” de organizaciones y
personalidades cansados de la impunidad, corrupción galopante, una economía
destrozada, falta de justicia entre otros muchos asuntos torales, como para
tomar una decisión de salir de las sombras, y otros, cambiar de membrecía.
La intención de conjuntar esfuerzos y deseos, -porque no se pude decir proyectos- fueron
las divisas de cambio para pretender transitar a un estadio mayor en la
convulsionada sociedad mexicana. Al principio, pareció marchar todo ese
conjunto de pretensiones, sin embargo, tan pronto algunas personas, porque hay
que decir que no fueron todos, llegaron a ser gobierno en algunos municipios
aislados de la república, sucedió como suele decirse, “los besó el diablo”.
En adelante, paulatinamente se inició la
degradación de lo que apuntaba en convertirse en una masa homogénea,
combatiente y consecuente con principios sociales y propuestas viables a corto
plazo, enclaustrada en las siglas del PRD.
Y como todo proyecto mal encausado y sin
disciplina de orden político y de principios, el PRD, se fue trasformando hasta
encontrar lo que hoy se tiene. Un
cascajo, desgastado, percutido y sin timones a nivel nacional, ya que allá, en
el centro, lo que interesa son espacios de representación popular para quienes
se sienten los mesías de una “izquierda” mal entendida porque así conviene a
interese inconfesables pero visibles y entendibles.
No olvidar que en su conformación, el PRD en su
seno, cobijó a sectores radicales y extremistas que se auto catalogaban como “comunistas”
o de “izquierda”, sin embargo nadie extendió certificado alguno, menos supervisó la autenticidad de sus dichos, lo
que interesó en aquel entonces, fue la voluntad, la intensión de “crecer”.
Desde ahí empezó la equivocación como instituto político.
De izquierda, el PRD solo tiene el mote, las
siglas, de lo demás, los simpatizantes, los militantes y los que se han
apoderado de la membrecía saben perfectamente que se disputan un cadáver que no
tardará en apestar. ¡Obvio, es la ley de la vida, ni modo!
A los valientes que hoy se disputan los espacios
políticos como si fuera carroña en pleno desierto, se les olvida que el PRD,
creció y alcanzó un reconocimiento de la sociedad, no a la habilidad y sensatez
de sus dirigentes, no a los planteamientos genuinos y consecuentes en su forma
de gobernar donde se tuvo la oportunidad de hacerlo, ¡no, para nada!, el PRD,
se consolidó en una etapa donde gracias a ciudadanos sin militancia y a
militantes por convicción y no por circunstancia, ofrendaron lo más preciado
del mundo: su vida.
A algunos “dirigentes” perredistas, se les olvida
que hay cientos de muertos que dieron su vida porque creyeron en los
planteamientos del PRD en sus inicios, hoy, los muertos, muertos están, allá
ellos, pareciera entenderse la actitud nefasta
y carroñera de unos cuantos.
Porque también es de justos reconocer que existen excepciones en el PRD. Tan
solo hay que recordarles a los rufianes que tienen al PRD en sus manos, que
nada es eterno, todo cambia, y pudiendo conformar un partido verdadero, se
conformaron con migajas que un sistema político en decadencia les ha arrojado
durante poco más de 20 años.
Con ello se conforman quienes han medrado al
partido, quienes han encontrado su forma de existir, y cuando sienten que el
agua llega al cuello, gritan desesperados que no hay que dejar que su partido
se extinga, cuando han sido ellos y solo ellos, quienes han quebrantado el
respeto al prójimo.
Por eso y muchas cosas más, el PRD no es de
izquierda, el PRD es de malandrines y de
vividores improductivos y oportunistas a la espera de carroña, de eso viven,
así les gusta vivir, y tenga usted la seguridad de que así lo seguirán haciendo
mientras dure la carroña. Después, después brincaran a otro trozo de carroña
con otras siglas.
Mientras tanto, ¡que tenga un excelente fin de semana!
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