La
violenta y tradicional ceremonia reunió a 200 personas
Ofrecen en Zitlala sangre y
magulladuras para pedir buena temporada de lluvias
ARTURO DE
DIOS PALMA
Chilapa,
2 de mayo. Más de 200 personas se reunieron en la planicie que forma el límite
entre los municipios de Chilapa y Zitlala, con un propósito común: pedir un
buen temporal de lluvia para la próxima temporada de siembra.
Los dos
centenares de personas, de una u otra forma, pero todas, se congregaron como
cada año en el cerro de El Cruzco (el cerro de Las Cruces) para rendir culto a
sus dioses en los que ponen tal vez su última y única esperanza para sus milpas
crezcas lo suficiente para tener un buen maíz, que a muchos de ellos sólo les
sirve para el autoconsumo.
El ritual
comienza a las 6 de la mañana con el sacrificio de más de 60 gallinas de
rancho, que en su mayoría son proporcionadas por los mismos habitantes, y que
posteriormente sirven para alimentar a las 200 personas que visitan El Cruzco.
Después
del sacrificio comienzan las peleas. Ahí el ruedo, que es formado por todos los
espectadores, hombres, mujeres de todas las edades y niños ataviados de tigres,
se lanzan a golpes en símbolo de sacrifico.
En El
Cruzco, las peleas, los golpes y, tal vez, la violencia, tienen otro sentido:
son una ofrenda para que el temporal sea bueno, para que el temporal llegue a
tiempo.
Para los
peleadores que entran el ruedo, los rencores, la ira y el enojo se quedan allí,
nunca trasciende, porque para ellos significan su sacrifico, explica uno de
ellos.
Pero,
además de ser un ritual pagano-religioso, la subida al Cruzco, para los
habitantes de Acatlán, principalmente, es toda una tradición que ha pasado de
generación en generación.
El cerro
de El Cruzco, para los fieles de Acatlán, representa una especie de santuario
de la imagen de la cruz. Es un lugar donde convergen lo religioso con lo
pagano, donde se unen el agua bendita y la sangre, donde al mismo tiempo se oye
una plegaria que un reto. El Cruzco, para los indígenas nahuas de La Montaña
baja, es un espacio para pedir a los dioses lo que los gobiernos les han
negado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario