Fracasan programas de combate a la alfabetización, admite Ricardo Castillo

La cifra de personas que no saben leer ni escribir es elevada, afirma coordinador de Guerreros por la alfabetización

Ricardo Castillo, coordinador general del programa Guerreros por la Alfabetización, en conferencia de prensa anunció que no podrán erradicar el problema pero lo intentarán combatir durante la presente administración estatal (Foto: José Luis de la Cruz)

Francisca Santiaguez

El coordinador estatal de “Guerreros por la Alfabetización”, Ricardo Castillo Barrientos reconoció que los programas de combate a la alfabetización han fracasado porque las estadísticas reflejan que la cifra de personas que no saben leer ni escribir es elevada.

Lo anterior, durante la presentación de ayer, de lo que llamó la nueva estrategia del programa para alcanzar con la meta de alfabetización de 220 mil guerrerenses que no saben leer ni escribir al concluir el periodo gubernamental del gobernador, Ángel Aguirre Rivero.

El compromiso del titular del Ejecutivo del Estado al inicio de su periodo, es que se alfabetizaría a por lo menos 50 mil guerrerenses que no saben leer ni escribir en un periodo de un año. Aunque el hoy titular informó que apenas se encuentra en proceso de atención de 25 mil personas.

Reconoció que la atención de la problemática es “muy compleja” y que “todos los días estamos sorteando con los obstáculos”, entre ellos la falta de interés de los propios ciudadanos, pero además las condiciones geográficas de la entidad, que hacen complicados los recorridos.

De acuerdo con el último censo poblacional del Instituto Nacional de Estadística, Geográfica e Informática (INEGI), por lo menos 374 mil guerrerenses de 15 años de edad y más no saben leer, ni escribir, que supera por un alto la media nacional que es de 6.9 por ciento de la población.

Castillo Barrientos afirmó que los factores como la salud y la economía han influido de manera sorprendente el crecimiento del analfabetismo; niñas de 15 años de edad se han convertido en madres de familia por la falta de una temprana información sobre los métodos anticonceptivos.

Otro factor es el económico, que por falta de ingresos familiares los menores de edad truncan sus estudios porque se dedican a las labores del campo o se emplean por mínimos ingresos económicos.