domingo, 16 de septiembre de 2012

Hallan mutación genética que da resistencia al gusano cogollero contra insecticidas

 
Científicos del Instituto Max Planck, de Alemania, descubrieron el mecanismo genético con el cual el insecto conocido como gusano cogollero u oruga del viejo (Helicoverpa armígera) desarrolla fuerte a los insecticidas. Este tipo de insecto engendra crías en las que se presenta una traslocación genética, es decir que dos genes cambian de posición y gracias a ello son capaces de fabricar una enzima o “tijera química” capaz de desarmar al insecticida llamado Fenvarelato.
Las larvas estudiadas forman parte de un tipo de plaga temida en todo el mundo pues se alimentan en más de 200 cultivos de importancia para el consumo humano. Son conocidas por su apetito voraz y son capaces de evadir la acción de los pesticidas gracias a que producen una “enzima quimera”, es decir que producen una molécula mixta a partir de otras dos moléculas que normalmente le sirven para procesos digestivos y metabólicos.
Este hallazgo abre una nueva línea de investigación que podría enfocarse en diferentes especies de plagas de cultivo, resistentes a diferentes insecticidas. Fue publicado en la revista Proceedings of the Academy of Sciences, de Estados Unidos. Sus autores laboran en el de Ecología del Instituto Max Planck, en Jena, Alemania.

RESISTENCIA ADQUIRIDA.
 
Dentro del conjunto de sustancias que se utilizan en la agricultura para el control de plagas se encuentra un grupo llamado Piretroides, las cuales son sustancias que imitan los compuestos de un insecticida natural llamado piretro, el cual se extrae de las flores del grupo Tanacetum. Este insecticida se ha aplicado de forma exitosa en frutas, vegetales y cultivos agrícolas durante décadas.
Desafortunadamente, desde 1983 comenzó a documentarse una fuerte resistencia del gusano cogollero a la acción de los insecticidas Piretroides, en particular de una de sus formas más conocidas, el insecticida fenvalerato.
En 1998, el doctor David Heckel, del Centro de Ecología Química, del Instituto Max Planck sugirió por vez que la resistencia a los insecticidas estaba basada en la producción de moléculas protectoras, las cuales se generaban por la activación de ciertos genes de los .
A partir de la hipótesis del doctor Heckel, otros científicos del Instituto buscaron cuáles eran los genes específicos del gusano cogollero que podrían producir enzimas especiales contra la acción de los insecticidas. Así fue encontrada una zona del genoma del gusano capaz de producir o codificar la enzima monooxigenasa P450. Estas enzimas P450 (CYP) también son conocidas en humana, porque pueden inutilizar algunas toxinas o productos farmacéuticos.

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