Se evidencia la desorganización de funcionarios de la UAG para enfrentar la contingencia
Lourdes Chávez/Chilpancingo
En una reunión de directores de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) se evidenció la falta de organización en la institución para dar una respuesta inmediata a los desastres naturales.
Este miércoles, se convocó a los directivos en el comedor universitario –que se trasladó de un salón a las canchas de la universidad–, y ahí los docentes comenzaron a definir una estrategia de contingencia que continuarán discutiendo hoy en las oficinas centrales.
Varios universitarios que por iniciativa propia emprendieron acciones de apoyo, reclamaron la tardanza de los funcionarios de primer nivel y la escuela de Economía denunció que tampoco se hace mucho para proteger la infraestructura educativa, y por ejemplo señalaron que las lozas de las aulas son auténticas coladeras.
La ex directora de Ciencias Químicas, y ahora funcionaria de la Rectoría, Berenice Illades Aguilar, subrayó que sí hay acciones aunque “limitadas” de la administración, como la apertura del servicio médico y de la unidad deportiva de la UAG para recibir a damnificados como albergue, y para ofrecer alimentos.
Pidió a los directivos centrarse en acciones emergentes, y estimar los daños en las escuelas, al parecer, para incluirlos en el programa emergente del gobierno federal.
Del comedor universitario, reconocieron que han esperado que los damnificados lleguen al albergue, pero la comida que preparan ni siquiera se está terminando, porque no está llegando a donde se necesita.
Incluso, señaló que personas de Mochitlán les pidieron la comida que sobró, que ellos mismos llevarían caminando a aquel municipio, a través de un cerro donde encontraron acceso, porque la carretera está destrozada.
La primera acción de la reunión fue integrar una comisión de voluntarios, para llevar la comida a los damnificados en sus autos particulares, porque ninguno tiene asignado un vehículo oficial.
Uno de los primeros voluntarios en esta tarea, denunció que funcionarios de la administración central se paseaban en las nuevas camionetas que entregó el gobierno del estado, por las calles afectadas por la corriente del Huacapa, en Chilpancingo.
Exigió que en estas condiciones no se haga uso del parque vehicular, si no se van a utilizar en la contingencia.
Cuestionó a estas alturas no haya un padrón de afectados universitarios, y pidió comenzar por hacer una limpieza a la casa del maestro de Derecho, Jesús Luna Contreras, muerto en un deslave el sábado; así como en una casa de estudiante en el barrio de Santa Cruz, donde se necesitan bombas para sacar el agua lodosa.
De la escuela de Enfermería, reconocieron que estaban desorganizados en muchos aspectos, pero confiaron en que el lunes los alumnos regresen para ir a las comunidades, en coordinación con alguna autoridad, para atender la contingencia sanitaria que se avecina.
Asimismo, señalaron que alumnos de Ciencias Químicas pueden ir a las zonas de riesgo, que se acuerden con las autoridades; y en otro tema se ratificó que por las lluvias “se están colando las escuelas”.
El coordinador el Consejo Social de la UAG, Antonio Torres Montoro, destacó que apenas se restableció la comunicación a fin de reanudar las clases a partir del próximo lunes, porque precisamente la siguiente semana se tendrá más precisión de la magnitud del desastre.
Un día antes, a través de un boletín de prensa, el rector Javier Saldaña Almazán informó que se pondrían a disposición todos los vehículos oficiales de la institución en apoyo a las brigadas de rescate y los laboratorios de análisis clínicos de la UAG, que estaban funcionando de manera gratuita.
Destacaron la integración de una brigada de 100 universitarios, que ayudarán a desazolvar o las tareas urgentes que se requieran, pero no precisaron en qué municipio; así como la aportación de radio UAG en la capital, para que todos los ciudadanos se comuniquen con sus familiares y amigos.
Se informó oficialmente la suspensión de actividades laborales en oficinas, y docentes en las escuelas, hasta que pase la situación de contingencia en el estado, aunque se tenía programado el reinicio de labores el próximo lunes.
Este miércoles, se convocó a los directivos en el comedor universitario –que se trasladó de un salón a las canchas de la universidad–, y ahí los docentes comenzaron a definir una estrategia de contingencia que continuarán discutiendo hoy en las oficinas centrales.
Varios universitarios que por iniciativa propia emprendieron acciones de apoyo, reclamaron la tardanza de los funcionarios de primer nivel y la escuela de Economía denunció que tampoco se hace mucho para proteger la infraestructura educativa, y por ejemplo señalaron que las lozas de las aulas son auténticas coladeras.
La ex directora de Ciencias Químicas, y ahora funcionaria de la Rectoría, Berenice Illades Aguilar, subrayó que sí hay acciones aunque “limitadas” de la administración, como la apertura del servicio médico y de la unidad deportiva de la UAG para recibir a damnificados como albergue, y para ofrecer alimentos.
Pidió a los directivos centrarse en acciones emergentes, y estimar los daños en las escuelas, al parecer, para incluirlos en el programa emergente del gobierno federal.
Del comedor universitario, reconocieron que han esperado que los damnificados lleguen al albergue, pero la comida que preparan ni siquiera se está terminando, porque no está llegando a donde se necesita.
Incluso, señaló que personas de Mochitlán les pidieron la comida que sobró, que ellos mismos llevarían caminando a aquel municipio, a través de un cerro donde encontraron acceso, porque la carretera está destrozada.
La primera acción de la reunión fue integrar una comisión de voluntarios, para llevar la comida a los damnificados en sus autos particulares, porque ninguno tiene asignado un vehículo oficial.
Uno de los primeros voluntarios en esta tarea, denunció que funcionarios de la administración central se paseaban en las nuevas camionetas que entregó el gobierno del estado, por las calles afectadas por la corriente del Huacapa, en Chilpancingo.
Exigió que en estas condiciones no se haga uso del parque vehicular, si no se van a utilizar en la contingencia.
Cuestionó a estas alturas no haya un padrón de afectados universitarios, y pidió comenzar por hacer una limpieza a la casa del maestro de Derecho, Jesús Luna Contreras, muerto en un deslave el sábado; así como en una casa de estudiante en el barrio de Santa Cruz, donde se necesitan bombas para sacar el agua lodosa.
De la escuela de Enfermería, reconocieron que estaban desorganizados en muchos aspectos, pero confiaron en que el lunes los alumnos regresen para ir a las comunidades, en coordinación con alguna autoridad, para atender la contingencia sanitaria que se avecina.
Asimismo, señalaron que alumnos de Ciencias Químicas pueden ir a las zonas de riesgo, que se acuerden con las autoridades; y en otro tema se ratificó que por las lluvias “se están colando las escuelas”.
El coordinador el Consejo Social de la UAG, Antonio Torres Montoro, destacó que apenas se restableció la comunicación a fin de reanudar las clases a partir del próximo lunes, porque precisamente la siguiente semana se tendrá más precisión de la magnitud del desastre.
Un día antes, a través de un boletín de prensa, el rector Javier Saldaña Almazán informó que se pondrían a disposición todos los vehículos oficiales de la institución en apoyo a las brigadas de rescate y los laboratorios de análisis clínicos de la UAG, que estaban funcionando de manera gratuita.
Destacaron la integración de una brigada de 100 universitarios, que ayudarán a desazolvar o las tareas urgentes que se requieran, pero no precisaron en qué municipio; así como la aportación de radio UAG en la capital, para que todos los ciudadanos se comuniquen con sus familiares y amigos.
Se informó oficialmente la suspensión de actividades laborales en oficinas, y docentes en las escuelas, hasta que pase la situación de contingencia en el estado, aunque se tenía programado el reinicio de labores el próximo lunes.
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