La planilla de Mancera
El jefe de Gobierno encontró la fórmula para influir en las candidaturas locales del PRD en el 2015 sin pelear con las tribus, pues en la elección del nuevo Consejo Político Estatal incrustará a sus afines en todas las planillas
A pesar de la caída del Gobierno de la Ciudad de México en las preferencias electorales, por las políticas públicas de sus dos primeros años de gobierno, el gabinete de Miguel Ángel Mancera encontró la forma de subsistir lo que resta de este sexenio.
Se trata de una fórmula para influir en las candidaturas a jefes delegacionales y diputados locales del PRD sin tener que pelearse con las tribus.
Y es que en vez de participar en la elección del nuevo Consejo Político Estatal a través de una planilla, como lo hizo Marcelo Ebrard en el 2011, optaron por incrustar a sus afines en todos los grupos de poder.
Esto significa que, sea cual sea el resultado de este proceso electivo, a realizarse el 7 de septiembre próximo, el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, tendrá consejeros suficientes para quedarse con algunas candidaturas del Distrito Federal.
De acuerdo con fuentes consultadas al interior del Gobierno del Distrito Federal, en el acuerdo entre los grupos que tienen algún tipo de cercanía con Mancera Espinosa, todos participarán en la elección por su cuenta.
Sin embargo, llevan en sus respectivas planillas al menos a un funcionario afín al mandatario capitalino en los primeros lugares de sus listados; así el gobierno garantiza consejeros.
Más fraccionado que nunca
El PRD celebrará la elección de Consejeros Políticos Estatales, junto con la de Consejeros Políticos Nacionales, la de la nueva dirigencia nacional del sol azteca y de los Comités municipales o delegacionales.
A nivel nacional la corriente mayoritaria, Nueva Izquierda, prácticamente ya amarró que Carlos Navarrete será el próximo presidente del partido; la disputa será por los 350 consejeros políticos.
En tanto que en el Distrito Federal, el Consejo Político Estatal, encargado de elegir a los candidatos a puestos de elección popular en el 2015, estará conformado por 150 militantes.
El acuerdo en el GDF de no meterse de manera directa en este proceso de renovación fue tan claro, que terminaron por registrarse 19 planillas que lucharán por ganar el mayor número de votos de un padrón que asciende a un millón 170 mil afiliados, tan sólo en la capital del país.
El presidente del partido en la ciudad, Raúl Flores, y el secretario general, Enrique Vargas, coinciden en que el partido nunca había llegado tan fraccionado a una , elección.
“Las luchas internas son históricas, pero en dos, tres o hasta cuatro bandos. En esta ocasión hay por lo menos ocho grupos que quieren pelear el primer lugar en el Consejo Político Estatal”, reconoció Flores.
Los grupos y el GDF
La única expresión que va sola en este proceso electivo, sin tener cuotas por parte de la administración central, es Izquierda Democrática Nacional (IDN), de René Bejarano Martínez. El resto no se salvó.
La corriente Equidad Social de Izquierdas, que dirige Alfredo Hernández Raigosa (de Iztapalapa), se fusionó con Carlos Hernández Mirón, quien busca arrebatarle a IDN la delegación Tlalpan.
Estos dos grupos son, sin duda, los más cercanos a Héctor Serrano Cortés, secretario de Gobierno. Ellos llevan como cuota a Fernando Aboitiz y Roberto Candia, quienes tienen presencia en Miguel Hidalgo.
Otro planilla es la de los hermanos Carlos Augusto y Efraín Morales, quienes a pesar de ser de la corriente Nueva Izquierda sostienen fuertes vínculos de colaboración con el gobierno de Mancera.
Ellos llevan como cuota a Fernando Daniel Cravioto, quien es coordinador de enlace con las jefaturas delegacionales en la Secretaría de Gobierno, y también es cercano al dirigente local, Raúl Flores.
Luego aparece la planilla de la corriente Fuerza Democrática, que comandan el diputado Víctor Hugo Lobo y el jefe delegacional en Coyoacán, Mauricio Toledo, quienes pertenecen a Nueva Izquierda.
Este grupo lleva como cuota del GDF al secretario general del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, Juan Ayala, que en principio había pactado con Lobo, pero después hizo lo propio con Héctor Serrano.
Y a Ricardo Ríos Garza, que es el subsecretario de Desarrollo Metropolitano, también dependiente de la Secretaría de Gobierno.
El bloque 100 Progresistas, que coordina el diputado federal Julio César Moreno, quien también pertenece al llamado grupo de Los Chuchos (NI), es otro que va por su cuenta.
Pero, al igual que los demás, carga con cuotas del GDF. En este caso, lleva en su planilla a Manuel Granados, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y a la delegada en Iztacalco, Elizabeth Mateos.
Y los marcelistas…
Por el ala de Marcelo Ebrard va un grupo comandado por el jefe delegacional en Iztapalapa, Jesús Valencia, y los hombres cercanos de su estructura en esa demarcación.
Y hasta él carga con cuotas del gobierno, que es principalmente Héctor Serrano Azmar, quien labora en esa delegación y es hijo del segundo al mando en la administración mancerista.
El diputado local Vidal Llerenas representará otra expresión del grupo del otrora jefe de gobierno, quien prácticamente es un hecho que dejará el partido a partir del 7 de septiembre.
Otro de los que participan solo es Foro Nuevo Sol, a cargo de Víctor Hugo Romo y David Razu, desde donde pretenden retener la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo los próximos tres años.
Por ADN entró el diputado local Arturo Santana quien, invariablemente, es otra cuota del gobierno capitalino que lleva lugar preferencial en la planilla de esta expresión política.
Por fuera, va una alianza entre los diputados federales Fernando Zarate y Jonathan Jardines, así como Polimnia Romana, para arrebatar votos en Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón.
Este grupo se define más como Nueva Izquierda, pero no está cerrado a restablecer vínculos con el Gobierno de la Ciudad una vez que pase el proceso electivo y así tener acceso a nuevas candidaturas.
Por eso, aunque todavía no arranca el periodo electoral 2015, el PRD parece un barco a la deriva.
Donde cada uno de los actores políticos buscan ganar sus propios espacios. Y eso les da autonomía para una negociación distinta después del día de la elección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario