¿Quiénes
son los que no quieren las elecciones?
¡Qué tiempos aquellos en que
había orden, respeto, honestidad, dedicación al trabajo! ¡Jamás en la historia del hombre habían surgido grupos de personas tan
sinvergüenzas y parásitas como ahora, que todo lo quiere regalado, sin el
mínimo esfuerzo quieren comodidad, quieren confort a costa del trabajo de
otros!
¡Claro que tiene usted
razón, son los vividores de siempre! ¿O cómo le podríamos llamar, vividores
recientes? Eso sería lo de menos, lo cierto que proliferan sectores de personas
que se dedican a alterar el orden social con pretextos diversos, de ahí viven,
de la provocación al ciudadano, de la provocación a las instituciones, de un
desafío al Estado Mexicano. ¿Y éste que ha hecho? ¡Nada! Sigue permitiendo que
grupúsculos y escorias de la sociedad continúen destruyendo lo que a su paso se
atraviese o encuentren.
Y claro, éstos malandrines y
lúmpenes de la sociedad se envalentonan y lejos de considerar sus atroces
atropellos y vejaciones a los derechos elementales de la sociedad, pareciera
que gozan retando no solo a las
instituciones democráticas sino también a la sociedad misma.
¿Hasta cuándo los ciudadanos
habrán de aguantar tantas vejaciones a sus derechos más elementales por seudo
luchadores sociales? Porque preguntar que hasta cuándo la seguridad pública
castigará a esos malhechores, es como pedir peras al olmo.
¿Quién o quienes tienen
culpa de todo esto? Pudiéramos contestar de inmediato que es el gobierno, sea
estatal, municipal o bien el federal. Sin embargo viene el razonamiento y
cuestionar: ¿y los ciudadanos? ¿Qué han hecho para erradicar todo esto? Sencillamente nada, porque se
tiene extremadamente arraigado el paternalismo con papa-gobierno, de inmediato
decimos que él es el encargado y por tanto, responsable de resolver todos los
problemas.
Por eso estamos como
estamos, por eso surgen tantos problemas como si fueran hongos. A partir de los
acontecimientos del 26 y 27 de septiembre en Iguala de la Independencia,
cualquier hijo de vecino sale a la calle a echar madres contra el gobierno en
turno y lo peor, contra las instituciones que son pilares de nuestro estado de
derecho. Aquí se puede diferir, pero si comparamos con otros países, sobre todo
de Medio Oriente, entonces los mexicanos, estamos en la gloria.
¿Y se fija estimado lector?
Nadie les dice nada, nadie se atreve a ponerle mano encima so pena de ser
señalado con infinidad de epítetos, desde el mínimo hasta el máximo grado de
censura pública porque si se dice algo que pueda ofender los castos oídos de esos lucra dores sociales, perdón,
luchadores sociales, “…es que no es solidario con las causas más nobles del pueblo
oprimido…”
Al contrario, se giran
instrucciones de las altas esferas del
poder público de que no se les diga nada, que no se les toque, -pareciera que
no desean despertar a la hiena dormida no por miedo, sino más bien por
sentimiento de culpa- , que se les deje hacer y deshacer.
Esos sectores retrógrados y
sectarios, no son tontos, al contrario, ya encontraron la mina de oro y solo
la están explotando hasta que se agote. Después, después
emprenderán en otros giros comerciales.
Finalmente, iniciaron “su
lucha” con un giro comercial, ahora ya abarcan otros giros comerciales
incluidos la educación, y lo más reciente, la pretensión de impedir las
elecciones. ¿Acaso están conscientes de lo que dicen y pretenden? De ser así,
que el Estado Mexicano salga de su burbuja y haga su chamba, porque usted y yo,
sabemos que el hubiera no existe.
Mientras tanto… ¡que tenga
usted un excelente fin de semana!
Twitter: @casleoncio
Facebook: Leoncio Castrejón Salgado