sábado, 30 de octubre de 2010

En busca de sufragios, José Serra se pliega a las opiniones vaticanas sobre el aborto
Brasil es un país laico, replica Lula a la intromisión del Papa en los comicios
Anuncia el gobierno el descubrimiento del mayor yacimiento petrolero en el campo Libra.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, durante un mitin para apoyar a Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores, este viernes en RecifeFoto Ap
Arturo Cano/Enviado/Periódico La Jornada
Sábado 30 de octubre de 2010, p. 19
Sao Paulo, 29 de octubre. Las fotos en la primera plana del principal diario de Brasil lo dicen todo. En la primera y más grande, José Serra, candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) a la presidencia, besa una pequeña imagen de Nuestra Señora de Abadía. A la derecha, el encabezado principal del diario destaca el respaldo del papa Benedicto XVI al sector de los obispos que han llamado a votar contra la candidata Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), porque presuntamente pretende “legalizar el aborto”.
La foto de abajo es más pequeña y no es común en la prensa brasileña: muestra al presidente Luiz Inacio Lula da Silva con sus nueve dedos ennegrecidos. Lula se acerca la mano izquierda a la nariz, según el pie de foto, para “oler el petróleo”. A la derecha, el encabeado señala: “A dos días es las elecciones, la ANP (Agencia Nacional de Petróleo) anuncia pozo de petróleo”.
¿Es Jesucristo, estúpidos? ¿O es el oro negro? Vistos los resultados de las últimas encuestas, que dan a la candidata Rousseff entre 12 y 15 puntos de ventaja para las elecciones de este domingo, la apuesta de Lula es la correcta.
Ayer olió el petróleo de la reserva de Tupi y su gobierno anuncia este viernes reservas mayores en un campo llamado Libra. La suma de los nuevos yacimientos descubiertos por Brasil podría convertir a este país, si se hacen realidad las proyecciones más optimistas, en un productor de petróleo que superaría a Qatar y Estados Unidos.
Treinta millones de nuevos clasemedieros
Esos anuncios, sumados a 30 millones de nuevos clasemedieros y 12.6 millones de hogares que reciben Bolsa Familia (el Oportunidades brasileño) han terminado siendo la principal fortaleza de la campaña que Lula ha encabezado sin rubores.
Mientras el diablo echa la mano al católico Lula –con los veneros de petróleo– Serra sigue con su apuesta a la ayuda divina o, ya de perdida, a la de su representante en la Tierra.
En un acto de campaña, el candidato socialdemócrata se sube al carro del papa Benedicto XIV, quien el jueves, aprovechando una visita de obispos brasileños al Vaticano, dijo que los jerarcas católicos deben entrar a la arena pública cuando hay “proyectos políticos [que] contemplan, abierta o veladamente, la despenalización del aborto y la eutanasia”.
“Se trata del líder espiritual mundial de la Iglesia católica y tiene pleno derecho de emitir sus directrices y orientaciones a los católicos del mundo, especialmente en la defensa de la vida”, dice el candidato Serra, quien en las últimas semanas va un día a misa y el otro también. El mismo candidato que mandó imprimir volantes con su foto y su firma acompañadas de la frase: “Jesús es la verdad y la justicia”.
Aunque cuenta con la mayor parte del voto católico, Rousseff no quiere arriesgarse a perder más indecisos ni tampoco a incomodar a los evangélicos: “Es la posición del Papa y tiene que ser respetada… Yo personalmente soy contraria al aborto”.
Lula, quien no juega de candidato, aunque ha participado en más mítines que en su propia campaña por la relección hace cuatro años, es menos diplomático con el jefe de la Iglesia católica: “Éste es un país democrático y laico”, suelta el presidente, quien además no ve “ninguna novedad” en la declaración papal. “Es lo mismo que decía la Iglesia católica hace 2 mil años.”
La batalla que llegó al Vaticano comenzó durante la primera vuelta, cuando la “guerra sucia” de Internet saltó a los medios y a los púlpitos, debido a una vieja declaración de Rousseff, quien en 2007 se había manifestado por ver el aborto como un tema de salud pública y se había declarado partidaria de la despenalización.
Entre las muchas explicaciones sobre los tres puntos que le faltaron a Rousseff para vencer en la primera ronda, está justo el tema del aborto, que alimentó los votos de la evangélica Marina Silva, del Partido Verde.
Tras la primera ronda, el debate electoral fue dominado por el aborto y otros temas de la agenda de los religiosos conservadores. Serra aprovechó la ola y remontó algunos puntos. Pero el PT y su candidata no están mancos: echaron a andar una fuerte campaña para combatir la “guerra sucia” en Internet (al grado que ahora el PSDB y Serra se dicen víctimas de lo mismo) y usaron su influencia entre los obispos y pastores que les son afines. Hubo reuniones y declaraciones a granel.
Y hoy, mientras los obispos que han hecho guerra abierta contra Dilma celebran las declaraciones del Papa, la jerarquía brasileña muestra sus fisuras. Por ejemplo, el obispo de Santa Catarina, Luiz Carlos Eccel, dice que dentro de la misma iglesia hay “facciones” que “están manipulando el texto papal para justificar su sed de poder”.
La campaña acaba, Passione sigue
“Ellos tienen derecho de réplica y contrarréplica, mas la palabra final es suya.” Los anuncios a plana entera en los diarios invitan así al último debate entre los candidatos a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff y José Serra. Como si se tratara de un encuentro de lucha libre, los anuncios ponen frente a frente a los candidatos, sobre la frase: “Dilma contra Serra, debate final”. Y rematan: “Hoy, después de Passione”. Passione es, ya se dijo en estas páginas, la telenovela del momento.
Algunos, que se quejaban de la falta de pasión en la primera ronda, la tuvieron de sobra en la segunda vuelta que se define este domingo, con la candidata del presidente Lula dueña de una cómoda ventaja en las encuestas.
La mayoría de los debates han sido más bien desapasionados, quizá el del pasado lunes 25, lleno de ataques y acusaciones mutuas entre los candidatos.
Hizo falta, quizá, la presencia más activa del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, referencia ineludible en la campaña, que ha terminado en el terreno que quería el PT: la comparación entre las gestiones de Lula y Cardoso, con duración de ocho años cada una.
Hoy Cardoso participa en un acto de Serra, pero en ausencia del candidato, quien va a Río de Janeiro al debate. Hasta el final, Serra mantiene la distancia que le han criticado incluso sus correligionarios.
Es Cardoso quien explica que Serra no quería aparecer como un candidato bajo sus órdenes (a diferencia de Lula y Dilma, se entiende). “Todo lo que él me pidió lo hice”, dice Cardoso, en una campaña que, por donde se vea, no es la suya. A media caminata, la suela de un zapato se le descose enterita y Cardoso tiene que abandonarla.
Serra y Dilma debaten y se alistan para sus últimos actos de campaña este sábado. Ambos en Minas Gerais, el segundo granero electoral del país.
En el debate, los acompañan 80 electores indecisos, aunque según las empresas encuestadoras, sólo 4 por ciento de los ciudadanos no han definido su voto.
Como es costumbre, los candidatos esperan a que finalice el capítulo de Passione. Dado que la mayoría ha definido su voto, es posible que muchos apaguen sus televisores apenas Bete, protagonista del culebrón, descubra a Agnello y Stela agarrándose a besos.

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