Editorial EL UNIVERSAL
Guerrero será el primer estado con elecciones durante este año. Inaugura la disputa electoral rumbo al 2012 en la que los partidos políticos ya están enfrascados. Es una contienda cerrada entre los dos candidatos punteros que ha sido enconada desde su inicio y que corre el riesgo de escalar violentamente en perjuicio de todos.
Ayer, la confrontación rebasó el límite cuando el representante ante el Instituto Electoral Estatal de la coalición PRD, PT y Convergencia “Guerrero nos une”, Guillermo Sánchez Nava, fue golpeado hasta quedar en coma por derrame cerebral, aparentemente por integrantes de un grupo político opositor. Serán las autoridades del estado las que en próximas fechas deslindarán responsabilidades, pero más allá de ello, en este momento lo importante es no contribuir desde ninguna trinchera a que la violencia se extienda.
El lunes pasado el gobernador guerrerense, Zeferino Torreblanca, viajó a la Ciudad de México para reunirse con el secretario de Gobernación, Francisco Blake. Ambos acordaron reforzar la presencia de elementos de seguridad y realizar operativos conjuntos con el fin de salvaguardar la integridad de los votantes. Sin duda, una medida preventiva necesaria. Sin embargo, ni siquiera la presencia de policías en cada rincón del estado alcanzará para evitar sucesos como el de ayer. Más eficiente es recurrir a la prevención y para ello las agrupaciones políticas en pugna —empezando por los candidatos— tendrían que poner el ejemplo.
No hay disculpas ni atenuantes para la violencia. Ni siquiera apelar a los lugares comunes de que Guerrero es un estado “bronco” por naturaleza, fatalmente guiado por una supuesta “sangre caliente” de sus habitantes. Falso.
La violencia física suele empezar con la verbal y en aquella entidad la campaña electoral ha sido dura, pródiga en descalificaciones y adjetivos de todas las fuerzas políticas entre sí.
Los políticos en Guerrero y de todo el país —sobre todo de los estados donde habrá elecciones este año— tienen en sus manos la responsabilidad de no contribuir más con el encono. Sea quien sea que gane la elección en el estado el 30 de enero, no le conviene heredar un polvorín.
La violencia en cualquiera de sus modalidades sólo alejará a la ciudadanía de las urnas, en perjuicio de todos, incluidos quienes hoy pelean la gubernatura
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