Por qué un sí, a la Parota
Por Leoncio Castrejón Salgado
Todo país en vías de desarrollo y crecimiento, explora necesariamente la inmensidad de posibilidades para que éste, el desarrollo y/o crecimiento, sea factible en un tiempo relativamente corto. Y sobre todo lesione lo menos posible su entorno. Así de sencillo. Amén de los beneficios que por origen se pretendan.
En nuestra entidad, desde hace años, se mantiene latente un asunto que ha dependido de las coyunturas políticos electorales o simplemente circunstanciales, y que en los últimos años mantiene polarizada la marcha de la región y por ende de la entidad misma.
La Parota es un proyecto hidroeléctrico inmenso, gigante, con complicaciones que algunos actores políticos principalmente, catalizan de manera torpe e irresponsable, dependiendo de sus intereses y fines mediáticos.
La Parota surge como un proyecto de las entrañas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), allá por la década de los 70’s. Su objetivo principal se anunció, aprovechar las aguas del río Papagayo y del río Omitlán, en áreas que comprenden a los municipios de Acapulco, Juan R. Escudero, San Marcos y Chilpancingo.
Para el 2002, se inician estudios topográficos y la introducción de maquinaria para la construcción de caminos y facilitar el acceso y maniobra en el trazo de la misma. En esta etapa es importante subrayar la participación y colaboración de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) a través de brigadas multidisciplinarias con un altísimo nivel profesional, que por cierto realizó un excelente, amplísimo y detallado trabajo técnico y científico. Que aterrizó con la sugerencia y conclusión de que La Parota era factible su construcción, atendiendo algunos detalles de tipo social y económico principalmente.
Originalmente se proyectó la inundación de 17,000 hectáreas con características de selva caducifolia, tierras de cultivo e infraestructura carretera. Incluyendo 21 comunidades con diferente tipo de tenencia de la tierra: comunal, ejidos y propiedad privada. En términos de desalojo o abandono de las personas afectadas de manera directa, se calculó serían unas 25,000 personas.
A partir de 2003 se agudizan las contradicciones entre la CFE y algunas comunidades incluidas en el proyecto. En adelante, ha sido la constante entre habitantes de los asentamientos referidos y directivos de la CFE y autoridades estatales. Entre las causas que dieron pie a los conflictos posteriores, se encuentran las deficiencias múltiples en el tratamiento de cómo sensibilizar y convencer de las bondades del proyecto de La Parota, situación que en la actualidad ha provocando la radicalización gradual e innecesaria del conflicto.
En esta coyuntura político-electoral en la entidad, los candidatos a la gubernatura han tomado como bandera la construcción o no, del proyecto en cuestión.
Lo cuestionable es que se aborde a través de una óptica y de un interés político mediático electorero y no de manera seria y responsable, esto es, desde la perspectiva costo-beneficio en sus diferentes vertientes y modalidades y de sus ventajas y posibles desventajas.
Mientras eso suceda, quienes hoy rechazan su construcción, omiten y faltan a la verdad de los verdaderos beneficios que su construcción implica.
Es urgente y necesario que quienes pretenden gobernar al estado de Guerrero, entre sus propuestas de crecimiento económico, contemplen la construcción de la Presa La Parota. Los beneficios para las partes serán ascendentes siempre y cuando en su proceso no se incluyan argucias electoreras y menos políticas o de alguna otra índole, de ser así, suceden dos cosas: o desconocen las cuestiones técnico-científicas y de tipo económico y técnico jurídico, o se empeñan en tener y mantener la negativa de su construcción como bandera de exhibir a toda costa su falta de visión como futuros gobernantes de un estado sumido en el atraso, y paralizar no sólo a la entidad sino impedir el desarrollo del país mismo.
Finalmente, es menester recordar que todo avance en el proceso de mejorar las condiciones de infraestructura carretera –como es el caso-, trae consecuencias y alteraciones que incluso no se desean en el entorno de éstas y que todo crecimiento y desarrollo de un lugar determinado tiene un costo principalmente en sus recursos naturales. Aquí y en China.
Sin duda que es importante e indispensable se respeten los derechos económicos, culturales y sociales de los habitantes de las comunidades que se consideran afectadas directa e indirectamente por el proyecto referido, sin embargo, también es importante el crecimiento de nuestra entidad.
El desarrollo de Guerrero no puede ni debe sustentarse en caprichos o supeditarse a la falta de visión y desconocimiento de quienes le apuestan y viven de desplegar banderas con objetivos aviesos y faltos de lógica social y sí, privilegian la revuelta y el encono con la autoridad en turno y lo peor, entre los propios comuneros de la región.
Manipular a los habitantes de esas comunidades y exaltando lo negativo de la construcción de la Presa La Parota, es atentar con el futuro no solamente de quienes habitan en este momento el área proyectada sino también a la propia entidad.
Y si no lo ven así, sólo demos tiempo al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario