viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Qué sigue en el PRD?
Por Leoncio Castrejón Salgado
Después del proceso interno del Partido de la Revolución Democrática (PRD), recién transcurrido en días pasados, y que por cierto, aún se escuchan los ecos de quienes participaron para bien o mal en dicho proceso.
En el partido del Sol Azteca, aún no les ha caído el veinte, es decir, todavía no han entendido –algunos, hay que subrayar– de que el PRD, no es una franquicia o propiedad de persona o grupo al interior y fuera de ese partido. Desafortunadamente, algunos que se auto nombran “líderes” o “gestores” y hasta “lucradores, -perdón, luchadores sociales”, mientras los documentos básicos del PRD, duermen el sueño de los justos.
Para algunos del PRD, les incomoda, es más se transforman de pasivos a iracundos y feroces personajes que se indignan y se rasgan las vestiduras al ser mencionados como lacras, pepenadores y oportunistas en que se transforman llegados ciertos procesos internos del partido y en procesos constitucionales. Al final, el problema es de ellos y de nadie más.
Lo acontecido en días pasados en su proceso interno como consecuencia de berrinches de un grupo de perredistas, no debe repetirse a menos de que se intente cavar su tumba política.
Y entonces, ¿Qué sigue para los perredistas? Lo que sigue es reconocer en privado y públicamente, que se han equivocado reiteradamente debido a la torpeza y necedad de quienes cuidando sus intereses han pisoteado indiscriminadamente los estatutos del partido; al final de todo, sólo les interesa acceder al poder por el poder mismo, aunque una vez que lo consiguen, a base de todo tipo de triquiñuelas, se convierten en los peores políticos y los peores administradores. Ejemplos sobran…
Por ello, es tiempo ya, de que se ponga un alto y orden en el PRD, los estatutos contemplan las sanciones para cada caso y circunstancia. Con ello, se avanzaría en lo elemental y básico: la disciplina en el partido.
Con la determinación y voluntad política de los actores del PRD es posible. De otra manera difícilmente será competitivo electoralmente, aún en las mejores condiciones. Por ello, en lugar de denostarse mutuamente, se deberían de convocar y analizar fríamente y con ánimo constructivo, aterrizar en la búsqueda de posibles soluciones a sus abismales discrepancias. De no hacerlo a la brevedad, el tiempo los alcanzará y rebasará en términos meramente políticos -electorales.
Es tiempo y momento, de que las fuerzas hegemónicas del Sol Azteca, abandonen la soberbia, la sin razón y la ignorancia de participar civilizadamente en un partido. En política, los acuerdos son la columna vertebral de posibles alianzas de facto o coyunturales, primer paso para aspirar a gobernar a inmensos asentamientos humanos sedientos de justicia, equidad y de la falta de la atención mínima en sus necesidades básicas.
Finalmente, ¿Qué sigue en el PRD? Sencillo, que se pongan las pilas. Que entiendan que un partido político es un ente de interés social, es decir, es de nadie y de todos… es algo que debe estar vigilado y supervisado por quienes lo mantienen económicamente: los contribuyentes como usted y yo. ¡Así de simple y de sencillo!
Mientras tanto… ¡Que tenga usted, un excelente fin de semana!

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