La situación convulsa por la que atraviesa el país tiene varios orígenes, pero para el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede México, Francisco Valdés Ugalde, una muy importante es haber reducido la inversión en conocimiento social. “Por esto no supimos anticipar las raíces de la violencia que se genera hoy en el país”.
En entrevista, puntualiza que de haber existido una masa crítica de investigadores dedicados al tema del deterioro de la cohesión social en el país, que viene de más atrás de esta década, se tendría además el conocimiento para atacar el problema de manera más eficiente.
“La literatura que existe sobre violencia y crimen organizado es raquítica, no mala, puesto que la cantidad de investigadores dedicados a estudiar el tema son pocos y no corresponde al tamaño de esta situación”.
Esto también ha propiciado poca actualización en los científicos sociales, con muchas excepciones, pero no por irresponsabilidad de las universidades sino por el soslayo que ha evidenciado la clase política y gobierno en los últimos años.
El especialista en ciencias políticas enfatiza que durante todo el periodo de recortes presupuestales, fuera por crisis o por reformas de la administración pública en turno, las ciencias, humanidades y artes fueron las que más sufrieron, afectación clara a los aparatos de investigación universitarios tanto en la ausencia de crecimiento, como de la renovación de su planta académica.
“La mejor inversión que puede hacer un país es la que contribuya a conocerse a sí mismo y en México las autoridades se han olvidado de ello”. Por esto, añade, el país no cuenta con la investigación sobre el sistema político, comunidades, municipios, desarrollo de la criminalidad organizada y sobre la informalidad, entre otros, del nivel, calidad, y cantidad suficiente que requiere. “Y así tener una imagen clara de la sociedad, para con ello sugerir las medidas preventivas necesarias y remediables en algunos casos”.
Ahora bien, puntualiza, si ha esto se le agrega el hecho de que la gente no lee y los medios de comunicación no transmiten información valiosa, si acaso a cuenta gotas, con excepción de la prensa escrita, el panorama resulta menos prometedor: El conjunto del aparato cultural, que debiera estar transmitiendo a la sociedad una imagen de sí misma, deja mucho que desear, es sesgado, amarillista, desinforma, jerarquiza mal... “sólo tenemos pura basura”.
REVITALIZAR INVESTIGACIÓN. Para el director de Flacso, institución que forma parte de Universia, la red de universidades e instituciones de educación superior más grande de Iberoamérica, si hubiera una conciencia en la clase política para apoyar mejor las tareas del conocimiento sobre la sociedad y sus diferentes componentes, economía, arte, historia... y las considerara en la toma de decisiones, en la conducción de lo público, “estaríamos en otra situación”.
“Por eso en el futuro esto debe ser planeado centralmente y considerado por los tomadores de decisiones: contar con el conocimiento acerca de la propia sociedad es indispensable para tomar decisiones acerca de ella”.
Sin embargo indica que este tipo de conocimiento no puede producirse al interior de oficinas de gobierno, donde lo inmediato tiene todo el espacio ocupado, sino en las universidades e instituciones de educación superior.
Pero el más allá de esto, asegura, el problema se centra en si los funcionarios tienen o no la información sobre dónde estamos parados. “Si tenemos una clase política que sólo lo sabe empíricamente, en el mal sentido de la palabra, no tendrá una visión a largo plazo, no sabrá cuáles son las tendencias por las atraviesa la sociedad y cómo podrá prever el futuro del mediano plazo, ese que sí les importa a los políticos”.
“Se montan en formas de conocimiento pragmáticas que resuelven algunos problemas, pero sin uno formal la calidad de la decisión baja de calidad y el resultado de la acción pública también”. Todo en un ambiente en donde los intereses en común por el país se vislumbran lejos, dice.
EN MÉXICO DESDE 1975. A lo largo de más de treinta años, la Flacso México, que se ha especializado en sociología y ciencias políticas, ha participado en la formación de profesionales y académicos, ha realizado aportaciones destacadas al análisis de problemas relevantes de la región y se ha consolidado como institución de excelencia académica en la que convergen estudiantes de diversos países y colaboran destacados especialistas de instituciones afines de México y de otros países del mundo.
Pero el desarrollo del sistema y de esta ciencia, al igual que en alguna de sus 13 sedes y con sus características particulares, que incluyen programas de menor tamaño en países como Cuba y Brasil y el proyecto en Uruguay, se encuentra en proceso de consolidación, refiere Valdés Ugalde.
“Después de periodos largos en los sesentas, setentas y parte de los ochentas, donde las ciencias sociales fueron, en el conjunto de América Latina, perseguidas e incluso por los gobiernos autoritarios o dictatoriales”.
La Flacso sufrió de esa situación de manera dramática con el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, la única sede era la de Santiago. Uno de los efectos positivos fue que debido a la cantidad de académicos exiliados de Flacso y otras universidades, este sistema se fue expandiendo en otros países, muchos con la idea de fundar nuevas instituciones en naciones con mayor libertad.
Así nace la sede de México, que acoge a la Flacso, una de las más grandes junto con Ecuador, Argentina, Chile y Guatemala. “Flacso ha crecido, aunque desigualmente en todos sus polos. Pero sin duda, la formación de científicos sociales ha sido posible debido a un aumento en la democracia en el orbe.
De acuerdo con el director de ésta en el país, Flacso es la única institución latinoamericana trasnacional, que es además un organismo multilateral, intergubernamental y formado por 17 países que colabora entre sí. “No hay institución en el mundo con esas características en el nivel superior”.
“Flacso juega en todos los países donde se encuentra un papel importante, en algunos uno más modesto, pero es una de las líderes en formar científicos sociales de primer nivel. Líderes en investigación, docencia, así como en la función pública”.
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