jueves, 17 de marzo de 2011

La ciencia aprende del error y el desastre
La crisis nuclear que se vive luego de los efectos del terremoto y tsunami en la planta de Fukushima, Japón, ayudará a mejorar las condiciones de seguridad en las plantas nucleares, aseguró experto del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM
El avance de la ciencia muchas veces va acompañado de grandes desastres por variables que no se consideraron, que rebasaron los pronósticos o incidentes que escaparon del control humano.
La crisis nuclear que se vive luego de los efectos del terremoto y tsunami en la planta de Fukushima en Japón que provocaron liberación de elementos radiactivos e incendios son un ejemplo de cómo la comunidad científica puede retomar esto para tratar de evitar que vuelva a ocurrir.
"En los sistemas nucleares normalmente los expertos aprenden de sus fallas. Esto es retroalimentar el conocimiento que se tiene hasta el momento a partir de accidentes o incidentes nucleares, porque muchas veces los sistemas son muy inestables en la temperatura y presión que de un momento a otro pueden cambiar o evolucionar los problemas hacia a otra dirección", comentó Epifanio Cruz Zaragoza coordinador de Irradiación y Seguridad Radiológica del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para el investigador lo que ocurrió en Japón servirá para mejorar los mecanismos de seguridad en las plantas nucleares, como se han añadido en otras ocasiones.
"La energía nuclear sigue siendo una fuente segura, los reactores nucleares son como los autos, cada modelo es más seguro que el anterior, se van mejorando a raíz de los incidentes, accidentes, se van tomando nuevas cosas. Los 452 reactores en el mundo que están operando han involucrado en sus planes de seguridad cómo actuarían ante atentados de terrorismo después de los ataques del 11 de septiembre.
"La implicación de lo que ocurrió en Fukushima va más allá de las fronteras de Japón, los países están muy interesados en conocer de prácticamente de la fuente directa cuáles son los errores y los tinos que tuvieron y sobre eso llevar un rediseño de sus plantas nucleares o bien enmendar prácticas de seguridad en ellas", dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.
Ante la pregunta expresa de los riesgos que representa las fugas de material radiactivo y la respuesta en varios países para replantear sus programas nucleares, el investigador de la UNAM dijo que es una reacción atinada para replantear cómo se manejará en adelante este sector.
"En el caso de Alemania hay que entender su contexto geopolítico porque por un lado tiene la presión del Partido Verde, los ecologistas y Greenpeace y Ángela Merkel que es físico nuclear de carrera, experta en el área, ha tomado decisiones muy atinadas en el sentido de esperar tres meses para evaluar la situación y ver si se desmantela el reactor más antiguo que tienen.
"Obviamente no quieren tirar por la borda toda la inversión que están puestos ahí porque de cualquier forma hay que recuperarla y la mejor forma es sacar toda la energía que aún pueda producir.
"En el caso de Francia, está puestísima a vender sus reactores de última generación. Sus reactores son muy buenos es cierto, pero son como los autos cada vez que sale un modelo cada año es el mejor. En el caso de los reactores japoneses BWR son de la década de los 70, incluso el reactor de Laguna Verde es más nuevo que el de Fukushima, pero eso no hace que aquellos sean muy novedosos, muy fiables a tal grado que estaban diseñados para sismos, pero no se previeron los daños de un tsunami", dijo.
¿Sólo errores colaterales?
Ante la pregunta expresa de los efectos sobre el ecosistema, la salud de los humanos y los riesgos de la dispersión de las partículas que de acuerdo con Greenpeace permanecerían en la cadena alimenticia hasta por 300 años el investigador dijo que es necesario contar con un informe final.
"No sabemos con precisión cuáles son todos los elementos radiactivos que se han escapado ni en qué cantidad para saber cuánto tiempo puede llevar. Hasta ahora sabemos de yodo 131 que vive algunas horas, y el zenon, criptón y argón que siempre se liberan con una vida media de horas y días, lo máximo 32 días, aproximadamente.
"En condiciones normales de una planta nuclear no se libera ninguna partícula pues es una fuente de energía limpia. Entra agua, se condensa por el calor del núcleo, genera vapor que mueve la turbina y el escape genera agua de nuevo. Luego se vierte en un contenedor, esa agua se estanca, enfría y al alcanzar la temperatura ambiente se libera en el mar.
"No es que el tubo de escape esté conectado directamente al mar y se esté contaminando el mar. No, el diseño es mucho más complejo, más elegante en ese sentido. No contamina en absoluto el medio ambiente. Sí puede fallar, si fallamos como seres humanos en su control y manejo", dijo el coordinador en Irradiación y Seguridad Radiológica del ICN de la UNAM.
El investigador dijo que no hay razón de alarma en México, en lugar de ello apostó por mayor inversión en el desarrollo de ciencia, tecnología y cuadros críticos científicos que aumenten la colaboración con la comunidad científica mundial.
"No tenemos porqué alarmarnos en México, tampoco quedar como observadores, pues esto sirve para que veamos que necesitamos más infraestructura, más científicos investigadores, más infraestructura tecnológica, porque nos estamos quedando muy cortos. Lo que necesitamos no es sólo formar más estudiantes, masa crítica de ingenieros, físicos nucleares. Nos faltan apoyos para formar científicos nucleares para impulsar el desarrollo del país", señaló

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